• Menú

jueves, 24 de junio de 2021

A mis 39 por Boston

A mis 39 por Boston

En realidad, por Portsmouth, ya que hemos cambiado Massachusetts por New Hampshire, aunque no sabemos si de forma permanente, solo por unos meses o quizás algunos años...

La pandemia nos ha traído incertidumbres a todos, personalmente me ha hecho replantearme muchas cosas, entre ellas algunas que me han empujado, junto con las circunstancias, a salir de Boston.  

No he cambiado mis preferencias y sigo siendo Bostonians, así que aunque ya no pueda ir hasta el centro de Boston andando, sigo teniendo la ciudad a menos de una hora en coche. Dicen que el centro de Boston está a una hora en coche del centro de Boston, así que no vamos mal. 

Sigo siendo también una chica de ciudad, de las que prefiere ir andando al fin del mundo si es necesario, pero disfruta de las ciudades, pequeñas, seguras y junto al mar o al océano. 

Aunque los precios de las viviendas, que ya eran inalcanzables en Massachusetts, con esta pandemia no han dejado de elevarse hasta cantidades ridículas muy por encima del valor real. No solo el precio de compra, también el de alquiler, haciendo que el vivir en la ciudad, encerrados en casas diminutas, en calles repletas de gente y de ruidos, no tenga ningún sentido para nosotros en estos momentos. 

La vida se empieza a recuperar, pero ahora mismo tengo tantas ganas de volver a vivir en la ciudad como de quedarme en las afueras, disfrutando de la naturaleza y de la tranquilidad. 

Supongo que es debido a la ubicación de esta casita, a las vistas que tengo inmejorables y a que por primera vez desde que vivimos aquí, no tengo que soportar humos de los vecinos dentro de casa, ni ruidos, ni compartir espacios comunes o lavadoras y a lo bueno se acostumbra uno pronto. 

También puede que sea cosa de la edad, último año de treintañera, último año antes de llegar a la cuarentena, aunque si me guardáis el secreto, no creo que nadie se de cuenta, al menos por ahora.  

El año pasado me quedé con ganas de celebrar mi cumpleaños allí en Almerimar, después de comprar los vuelos con mucha antelación, vimos como solo unos días antes se cancelaba todo. Y aunque nosotros nunca hemos tenido prohibida la entrada a España, ya que somos españoles de nacimiento, hemos decidido seguir con las recomendaciones y no viajar para evitar expandir este virus, al menos hacer nuestra parte.  

Tampoco tuvimos nunca prohibida la entrada de vuelta a Estados Unidos, por suerte hace años que somos residentes permanentes (Green Card) en este país y eso nos ha dado una ventaja con la que no sabíamos que íbamos a contar. 

Nosotros podemos y hemos podido viajar durante toda la pandemia de España a Estados Unidos, nunca fue un problema más allá de conseguir vuelos o hacernos test, lo único que nos impidió viajar fue nuestra propia responsabilidad. 

Algo más difícil aún, porque cuando te lo prohiben, no tienes que nada debatir, no se puede, no puedes, no está en tus manos. 

Cuando está en tus manos la decisión, es cuando tienes que debatir, si aprovechar tus beneficios de residente permanente y poner en peligro tu vida, la de tus familiares y la de todo con el que te cruces o quedarte a cumplir con lo que te están aconsejando por el bien común. 

La responsabilidad social no es algo que se entienda o incluso se conozca muchas veces. Nosotros de todos modos y sin pandemia, ya sabemos lo que es no poder salir de Estados Unidos.

En realidad no es no poder salir, porque aquí nadie nos impide salir del país, el problema es volver a entrar. Hemos estado muchos años con visados, hemos tenido dos el L1 y el H1B y hemos tenido que renovarlos, además todo el proceso de la Green Card que en nuestro caso particular ha sido muy largo y ha habido periodos en los que no se nos aconsejaba salir del país, no solo no ir a España, tampoco cruzar a Canadá, por ejemplo, que está a pocas horas en coche.  

Y digo caso particular porque esto de la inmigración no es una ciencia exacta, no todos los procesos duran lo mismo, hay quien llega y consigue su residencia permanente desde el principio gracias al azar, las loterías de la Green Card, quienes la consiguen por matrimonio, uno de los dos es ciudadano y eso facilita y agiliza mucho todo en este aspecto, y quienes incluso han tenido más suerte con sus empresas, que son las que tienen que tramitar las Green Card por trabajo, las que tenemos nosotros.  

Ninguno de los anteriores ha sido nuestro caso, tres empresas diferentes nos han solicitado y tramitado nuestra Green Card, en total han sido cuatro trámites de Green Card, a la cuarta fue la vencida y aún así a Fran le llegó casi un año entero antes que a mí, cuando se supone que a los dos nos debería de haber llegado al mismo tiempo, que yo soy dependiente de la suya. 

No es una queja, es un proceso al que ya sabíamos que nos teníamos que enfrentar y nadie nos dijo y tampoco nunca creímos que la inmigración iba a ser coser y cantar. Otros lo han tenido más fácil, seguro que otros también más difícil, nosotros lo conseguimos, después de mucho y casi cuando ya no nos quedaba tiempo, pero al final es todo una lección de aprendizaje. 

Aprendes a no dar todo por hecho, aprendes que lo que quieres cuesta, que la cosas no se regalan y que el esfuerzo algunas veces tiene recompensa y lo gratificante que resulta, pero también aprendes a ponerte en lo peor, en que no siempre se consigue todo, pero en esos casos se tienen planes B, C y D o se improvisa todo lo que sea necesario.  

En esas épocas, nosotros no podíamos salir, palabras de los abogados, no es recomendable, ya que no os garantizamos que podáis volver a entrar al país. El plan B, disfrutar de este país, aprovechar para conocerlo mejor, obligar a la familia a dar el salto, a que sean ellos los que vengan. Al final no parece tan mal plan, aunque sea plan B. 

Y todo esto nos enseñó también a llevar mejor lo que no creíamos que nos haría falta. Lecciones que te da la vida, que te lleva más al extremo aún. Ya no solo no debes salir, pero puedes, ya es que tampoco debes salir de tu estado o casi casa, aunque puedes y lo peor, es que la familia tampoco puede, ni tampoco debe venir a verte. 

Y nos quedamos, el año pasado y también este, aunque ya se acerca el momento de volver. No será en San Juan, nosotros ya estamos vacunados, pero la familia aún anda a medio vacunar por allí, pero será pronto, como dicen al final todo llega y todo pasa. 

Y el año que viene, me despido de la década de los 30 por allí, o al menos haré lo que esté en mis manos para poder hacerlo. 

Mientras disfrutando de este país, de la oportunidad de ser inmigrante, de todo lo recorrido y aprendido en esta década viviendo fuera de España, que acabamos de cumplir. En Estados Unidos 9 años más uno más, el primero, en Ámsterdam

Ser inmigrante no es fácil, pero las lecciones que te enseña, no tienen precio, eso sí, solo hace falta querer aprenderlas. 

Otra lección que nos ha regalado esta experiencia es aprender a entender que los planes se los lleva el viento, que hay muchas cosas que no están bajo nuestro control, que la vida hay que disfrutarla hoy, con responsabilidad, pero con un punto de locura sano de vez en cuando. 

Y que eso se puede traducir en muchas cosas, entre otras, en celebrar el cumpleaños cuando vuelva por allí, ya sea en el día o mes que sea. Mi cumpleaños y los vuestros, el de este año y los anteriores, todos juntos o en varios días, mientras haya ganas, nos reservamos las celebraciones, rain check como dicen por aquí. 


No hay comentarios :

Publicar un comentario