lunes, 11 de febrero de 2013

Mi Nemo (Durante)

John W. Weeks Bridge en Cambridge durante Nemo

Nemo, palabra que significa nadie en latín, así han bautizado a esta tormenta de nieve que azotó Boston este fin de semana.

Nadie, se encontraba en las calles, bueno casi nadie, nadie, pudo conducir por calles desiertas, que iban poco a poco cubriéndose de nieve hasta llegar a cubrir coches enteros, a ocultar las aceras de las carreteras y tapar mis ventanas.


Afortunadamente lo peor que me pasó durante la tormenta fue que se fueron cubriendo las ventanas. Ya daba por hecho que se cubrirían las del techo, pero las de las paredes no!!! Necesito ver qué sucede fuera, no me importa estar un día encerrada en casa, siempre y cuando tenga internet y ventanas para no perderme cada minuto de la tormenta.

Afortunadamente no se fue la luz, ni internet, ni nos dejaron sin agua....pero mis ventanas comenzaron a cubrirse y ocultarme que estaba sucediendo fuera en una ciudad desértica en medio de una ventisca de nieve alocada que circulaba sin dirección fija. Eso sí, cada vez que se complicaba la visión, entre regañetas intentaba abrir las ventanas y sacudir la nieve logrando un poquito de visibilidad.



Entre esa visibilidad a eso de las 12 de la noche, en medio de la tormenta, veo sin creérmelo dos personas con esquís dispuestas a practicar algo de deporte. Ya digo yo que aquí son muy deportistas, corren en medio de nevadas o tras una tormenta, cuando no se puede ni andar y encima a veces en pantalones cortos, pero..... intentar esquiar en medio de la tormenta Nemo por las calles de Cambridge!!! Sí, vale que no hay coches, vale que la nieve está perfecta, pero el viento a fuertes ráfagas es peligroso!!! Me quedo alucinando por lo visto a través de los cristales sin poder quitar ojo y en unos diez minutos veo a la pareja volviendo. ¡¡¡Sorpresa!!! Veo más incrédula que entran en la casa donde vivo....son la pareja que viven en el sótano. Sin comentarios....

Pasé todo el día y casi toda la noche pendiente de la electricidad, no quería quedarme sin internet, sin internet NO y encima después de tantas malas experiencias que sufrimos para contratarlo....la luz no me importaba porque tengo un arsenal de velas de mil olores, incluso de las que tienes luces de colores y de las falsas que funcionan con pilas. Pero el frigorífico sí me preocupaba, yo siempre lo tengo lleno, sobre todo el congelador y no sabría donde meter tantas cosas si nos quedábamos sin electricidad.

Aunque afortunadamente no hubo ni cortes ni amagos de cortes, al menos en Cambridge, desgraciadamente en otras zonas de la costa Este si sufrieron cortes de electricidad. 

El coche, en el garaje del Museo de Ciencias de Harvard hasta el lunes a las 7:00 A.M y sin pagar un dólar!!!! Eso nos han dicho, mañana veremos.... Una preocupación grandísima menos, un coche recién estrenado en la calle en medio de una tormenta no me parecía buena idea.

Uno de los coches que quedaron enterrados por la nieve

En fin que realmente acabo de vivir mi primera tormenta, y no tengo recuerdos negativos, de terror, pánico...ni siquiera de un poco de miedo. Creo que más bien excitación por pasar la nueva experiencia y curiosidad por todo lo que sucedía alrededor. 

No fue una noche oscura, el cielo estaba naranja y había una cierta luminosidad. Los copos de nieve no caían en vertical, más bien danzaban siguiendo el compás de las ráfagas de viento que aparecían sin avisar y en todas direcciones. No sé cuándo les llegaba el momento de posarse sobre la superficie pero les llegaba, porque cada vez todo estaba más cubierto y la acumulación se iba convirtiendo en un grueso manto blanco de capas y capas de brillante nieve en polvo.

Una de las puertas de la Universidad de Harvard

Las máquinas quitanieves pasaron constantemente por la calles, intentando limpiar las carreteras, aunque no se podía circular y todo estaba cerrado, tampoco hubo transporte público.

Parada del Metro de Harvard Square Cerrada durante Nemo

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