Nuestra undécima celebración de Acción de Gracias en Estados Unidos, la segunda en New Hampshire, la primera de Fran como estadounidense y la última mía sin ser ciudadana estadounidense.
Vamos sumando años, vamos añadiendo bagaje a esos años y vamos consolidando tradiciones, que ya hasta admiten pausas, quizás para vivir nuevas aventuras... ya veremos porque tenemos muchas intenciones de dar un giro inesperado y poner nuestras rutinas a descansar por un tiempo.
De momento este año hemos celebrado esta festividad de una forma muy relajada, sin grandes cambios, como de costumbre los dos tranquilos en casa, quizás sabiendo la que se puede venir encima a medio plazo.
Y disfrutado de nuestro entorno privilegiado, por si nos queda poco por aquí, un sitio maravilloso, un lago que nos encandila cada día, pero que siempre hemos sabido que era temporal.
📹 Vídeo:
Empezamos unos días antes con las compras en Boston porque como ya sabéis yo no puedo comer carne de pavo, ni pollo y mi solución a esta alergia tan inconveniente en esta celebración fue sustituir el tradicional "Big Bird", gran pájaro como llaman por aquí al pavo, por el pequeño pájaro.
Normalmente compro perdices porque hago una receta muy tradicional de mi tierra, las perdices en escabeche, una excusa perfecta para unir tradiciones de mi país natal con mi país de adopción, pero el "problema" es encontrar aquí perdices.
Los primeros años me resultaba imposible encontrarlas, así que la solución era sustituirlas por las codornices, que no es que sean muy comunes por aquí tampoco, pero se encuentran relativamente fácil en zonas con una población amplia de origen portugués.
En Massachusetts eso no es demasiado complicado, además en Cambridge tenemos un barrio portugués, así que fue una solución relativamente sencilla hasta que empecé a encontrar las perdices.
Nunca han sido baratas, ni fáciles de encontrar por los comercios de Massachusetts, y podéis creerme si os digo que otra cosa no, pero comercios de comestibles conozco bastantes por aquí.
Hay algunas webs que las venden por internet, pero prefiero comprarlas en tiendas, no me convence la compra online y menos de productos perecederos y aún menos congelados.
Por suerte no tardé mucho en encontrarlas y además, sin salir de mi barrio, muy cerca de la casa en la que vivimos aquí al llegar y durante la mayoría de los años que llevamos aquí, aunque ahora desde que nos mudamos al lago, no me pilla tan cerca como antes.