Otra nueva tradición que seguimos cumpliendo, la de cambiar los vestidos, tacones, peluquería y maquillaje de las fiestas de
Noche Vieja en
España por las botas de nieve, los chaquetones y las capas de ropa de la
First Night de
Boston.
Los cotillones de las discotecas en las que no se cabía ni de lado, por las frías y oscuras, aunque maravillosas calles de
Boston.
El bailar sin parar toda la noche desde las últimas canciones del momento, hasta "
Paquito el chocolatero", "
El Baile de los Pajaritos" o la "
Macarena", por una tranquila caminata nocturna.
Los churros y el chocolate caliente antes de volver a casa para dormir una vez que ya ha amanecido, por salir corriendo, sin tomar nada, a las doce. Como
Cenicientas después de la última campanada, bueno casi, pero sí de la última explosión del último cohete.
Este año, nuestro quinto en esta nueva modalidad de tradición, ha habido "cambios". Tantos como cambiar los guantes, el gorro de lana y los calienta manos de bolsillos por sombrillas (soy de
Almería y nosotros no tenemos paraguas, sólo sombrillas para la playa, las grandes y unas más pequeñas normalmente de adorno en algún rincón por casa para si llueve algún día y no cae en forma de tromba o por si vamos de viaje fuera de
Almería).
Con este panorama que se nos presentó este año, y como nuestro plan era dar vueltas por
Boston para ver las decoraciones y las esculturas de hielo de la
First Night, nos quedamos un rato sin saber que hacer. Las opciones eran quedarnos en casa o mojarnos e intentar ver las esculturas que pudiésemos y aguantar hasta los fuegos artificiales.
Habíamos quedado con otros españoles y al final todos decidimos mojarnos un poco, así que nos fuimos hacía
Boston. Nos bajamos en la parada de
Park y desde allí caminamos hasta
Copley Square.
Este año no hicimos nuestra tradicional ruta desde
Copley hasta el puerto para ver los fuegos desde allí, y al empezar en el
Boston Common, no vimos las esculturas del
Faneuil Hall.
Además de la lluvia, hacía viento y acabamos bastante mojados, aunque afortunadamente no hacía frío, pero con la lluvia no era cómodo estar fuera. Por eso y aunque me llevé la cámara, no la saqué y sólo hice algunas fotos y vídeos con el móvil.
En el
Boston Common había sólo una escultura, una rana con una guitarra junto al
Frog Pond.
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En nuestro camino por
Boylston Street vimos otra escultura más y luego había varias en
Copley Square.
Algunas de las esculturas de
Copley Square.
Muchas de ellas están inspiradas en el patrimonio marítimo de
Massachusetts, ya que este año se celebra el
300 aniversario del
Faro de Boston, el más antiguo de los que aún están activos en
Estados Unidos.
Como esta de "
Tiburón", la famosa película de
Steven Spielberg que se rodó en
Martha's Vineyard.
El
Gloucester Fisherman en esta obra titulada “
Riding the Storm Out”.
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Con esta escultura tengo dudas, me recuerda a "
Veinte mil leguas de viaje submarino", pero no sé que conexión puede tener esta obra con
Boston, podrían haber hecho mejor "
Moby Dick" que fue escrita en
Massachusetts.
USS Constitution
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Y otra más frente a la puerta principal de la
Biblioteca Pública de Boston.
Había algunos puestos de comida y un concierto de música, muchas luces y a pesar de la lluvia había bastante gente. Lo que eché de menos este año, fueron las niñas con vestidos de fiesta y sandalias de tacón. Al parecer aquí no le temen a temperaturas del
Polo Norte, pero sí a la lluvia.
Nosotros después de estar un rato fuera decidimos buscar algo de cobijo y nos metimos en las galerías del centro comercial
Copley Place.
Íbamos buscando alguna cafetería abierta, pero las encontramos todas cerrando, así que seguimos andando hasta la zona del
Prudential Center y hasta el
Eataly estaba cerrando, había alguna gente dentro aún, pero ya no dejaban entrar.
Al final nos pedimos algo en el
Starbucks que hay en
Boylston que estaba abierto y volvimos por las galerías comerciales hasta
Copley, para esperar unos minutos y salir a ver los fuegos artificiales.
Este año ha sido el primero que los vemos desde aquí y no sé si ha sido debido a la lluvia, pero han sido mucho menos espectaculares y también mucho más breve que los años anteriores desde la zona del puerto.
En cambio, aquí proyectan un reloj en la fachada de la
Biblioteca Pública de Boston y la gente hace la cuenta atrás. Por cierto, a nosotros nos dio la sensación que iba más rápido de lo normal.
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Así que bueno, son dos formas diferentes de pasar los últimos minutos del año. Yo personalmente creo que me quedo con la opción de verlos desde el puerto, desde el mismo sitio en el que vimos comenzar el
2013 y el
2016, pero me alegra haberlos visto también desde
Copley. Sobre todo porque este año con la lluvia, era la mejor opción posible para nosotros, más cerca de casa y con más opciones para refugiarnos.
¿Y vosotros cómo pasasteis la última noche del
2016?
¡Feliz Año 2017!!