Últimamente para
San Valentín solemos cenar en casa, aunque aún recuerdo nuestra primera celebración de esta tradición juntos, la que celebramos en
Amsterdam cuando aún vivíamos allí.
Ese año coincidió que tuvimos varias muy buenas noticias que celebrar y nos dimos un super homenaje en un restaurante español en el que todo nos pareció delicioso.
Esa época en la que tomarnos algo en el
Starbuck era nuestro capricho de muy vez de vez en cuando y compartiendo uno para los dos.
Nosotros no somos de regalarnos cosas, creo que sólo el primer año nos hicimos regalillos, pero si se trata de celebrar algo que implique comer, la cosa cambia.
Ya sea la
Super Bowl,
San Valentín o el
4 de Julio, nosotros no desaprovechamos la oportunidad de celebrar, mientras sea con comida, lo que haga falta.
En principio mi intención era como de costumbre, salir a dar una vuelta por las tiendas de
Boston y buscar ingredientes o algo para preparar una cena diferente, más especial.
Aunque llevo un par de semanas pachucha y como parece que últimamente todo me ataca a la vez, también he estado un poco resfriada. Esto es algo nuevo porque no me suelo resfriar nunca desde que vivo en
Boston. Así que la idea de pasarme el día dando vueltas por la calle, sudando de las caminatas que me pego y con temperaturas bajas, no me parecía muy apropiada este año.
Sobre todo teniendo en cuenta que a finales del año pasado, un resfriado que pillé en
San Francisco se me pasó al oído y estuve fatal con infección y tomando antibióticos durante un par de semanas, después de un aterrizaje de avión de película de terror por el dolor tan intenso. ¡¡No viajéis con dolor de oídos nunca en avión!!!
Este año, con este panorama, pensé que quizás era la oportunidad perfecta para hacer una reserva en algún restaurante y probar algo nuevo. Miré algunas opciones de menús que estaban ofertando los restaurantes de
Cambridge y
Boston para esta noche y las descarté todas. Más o menos rondaban por persona y sin bebidas, ni tasas, ni propinas los más de
$100. Y aunque ya no tenemos necesidad de compartir una bebida del
Starbuck, que ahora con los programas de
rewards hasta nos regalan alguna de vez en cuando, pero pagar eso por una cena es demasiado.
Aún así seguía con la idea de hacer algo diferente y el siguiente plan fue comprar algo de comida de alguno de nuestros restaurantes preferidos y comer en casa tranquilos.