
Siempre he disfrutado visitando restaurantes y probando nuevos platos, aunque en mi caso, también he disfrutado mucho cocinando, especialmente preparando cenas especiales.
En algunas fechas señaladas en las que comer fuera implica hacer reservas con mucha antelación y en muchos casos con menús cerrados y precios demasiado inflados, lo de disfrutar preparando estas cenas en casa es una gran ventaja.
Soy consciente de que esto no es algo con lo que todo el mundo disfruta, pero también creo que mucha gente no se atreve pensando que una cena especial tiene que ser algo muy elaborado, que consume mucho tiempo y que requiere habilidades culinarias de cierto grado.
Cuando en realidad no tiene por qué ser así, se pueden preparar cenas deliciosas sin complicarse mucho y con un ahorro considerable, como ya he compartido por aquí en otras ocasiones.
Nosotros este año con tantos eventos, no hemos parado desde que volvimos del gran viaje y nos mudamos a este residencial.
Llegamos casi justo a tiempo para la época de las Holidays, la temporada conocida como vacaciones que en España sería más el verano, pero que en Estados Unidos se refiere al periodo de tiempo entre Acción de Gracias y Año Nuevo, aunque personalmente pienso que se debería incluir Halloween también.
Entre todas las vacaciones, los viajes y especialmente los eventos que organiza este residencial, más los que organizan los vecinos y nos invitan, llevamos unos meses que no paramos.
El residencial organizó una clase de decoración de galletas de San Valentín justo el lunes después de la Super Bowl, que ya os conté que este año la vimos junto a los vecinos en la anterior entrada.
Podéis volver a leerla pinchando en el siguiente enlace:
La clase de galletas consistía en decorar algunas galletas que ya habían traído listas y tenían en platos de plástico.

Así que solo teníamos que llegar y coger uno de los platos con las galletas y comenzar a decorarlas con los icings y el resto de golosinas que habían preparado.
