Tarta de Calabaza: Pumpkin Pie

No soy una gran fan de la calabaza en general, desde que me mudé a Estados Unidos he intentado introducirla en mi dieta de alguna manera, ya que en otoño este ingrediente es uno de los indiscutibles de Nueva Inglaterra y lo encontramos por todos lados, pero no acababa de encontrar nada que me gustase.

Nada más llegar, en la primera cena de Acción de Gracias que celebramos, probé la famosa y tradicional Pumpkin Pie. Compré una del Whole Foods, y la verdad es que no me hizo mucha gracia, así que no me animé mucho a seguir probando otras.

Aún así me animé a asistir a una clase de cocina en la famosa escuela Le Cordon Bleu que antes estaba en Cambridge. La clase que era parte de Bleu Ribbon Kitchen y se titulaba "All American Diner Pies".

En esta clase nos enseñaron a elaborar cuatro tartas diferentes que luego nos llevamos a casa y como fue justo antes de Acción de Gracias, ese año ya tuve tartas de sobra para nuestra cena.

Las tartas que elaboramos fueron la Pumpkin Pie, Chocolate Bourbon Pecan Pie, Chocolate Mousse Pie y la Sky High Apple Pie.

Sorprendentemente y aunque iba con las expectativas muy bajas sobre la Pumpkin Pie, me terminó gustando y aunque no se ha convertido en mi tarta preferida, sin duda es la mejor tarta de calabaza que he probado hasta el momento. Por eso la volví a cocinar en casa el año pasado por Acción de Gracias, junto con una tarta de manzana que también aprendí en otra clase de cocina en Boston.

Este año creo que la volveré a cocinar y si puedo actualizaré la entrada con algunas fotos nuevas, pero de momento subo la receta con las fotos que ya hice el año pasado para que la tengáis a tiempo para Acción de Gracias.

Como ya he dicho es una receta que aprendí durante una clase de cocina en Bleu Ribbon Kitchen.

Al ser una receta americana las medidas están en cups y tablespoon y teaspoon. Se pueden pasar fácilmente a gramos, aunque la verdad es que es más sencillo tener unas tazas y cucharas de medir con las medidas americanas porque en realidad no son tan caras y tampoco ocupan mucho espacio.

Uso el término en inglés sin traducir para intentar evitar que se confundan con las medidas más tradicionales que también se usan en nuestro país, los vasos de nocilla, las tazas o las cucharas españolas que no son equivalentes.

INGREDIENTES

Para la masa:

1 1/4 cups Harina
1/4 teaspoon Sal
1/2 cup (1 barra o 113.5 g) Mantequilla fría cortada en daditos
3 a 4 tablespoon Agua fría, según acepte la masa

Para el relleno:

1 Calabaza (Sugar Pumpkin) del tamaño aproximado de una bola de bolos, o 1 lata de puré de calabaza.
3/4 cup Azúcar
1 teaspoon Canela Molida
1/2 teaspoon Sal
1/2 teaspoon Gengibre Molido
1/4 teaspoon Clavos Molidos
2 Huevos Grandes
1 1/2 cups (12oz) Nata

PREPARACIÓN:

Empezamos preparando la masa.

En un bol mediano echamos la harina, la sal y la mantequilla. Con las yemas de los dedos mezclamos la mantequilla con la harina, tenemos que ir como desmigándolas hasta que se junten todos los ingredientes y obtengamos una textura arenosa.

Añadimos las 3 tablespoons de agua fría y removemos con un tenedor, añadiendo un poco de más agua si es necesario, hasta que la masa está formada e hidratada, aunque hay que tener cuidado y no pasarse con el agua.

Damos forma a nuestra masa de disco y la envolvemos herméticamente en papel de film o también podemos usar una bolsa de congelar.

La dejamos reposar en el frigorífico durante al menos unos 20 o 30 minutos y como máximo durante toda la noche.

Desenvolvemos la masa del papel de film y la colocamos entre dos hojas de papel de hornear. Si ha estado reposando en el frigorífico durante toda la noche, podemos dejarla unos minutos a temperatura ambiente antes de empezar a trabajar con ella.

Con la ayuda de un rodillo de pastelería, le damos forma circular a nuestra masa. Tiene que ser suficientemente grande como para que cubra todo el molde en el que vamos a hornear nuestra tarta y que sobre un poco por los lados.

De grosor debe ser de unos 3 mm y entre 25 y 26 mm más ancha que el molde que usemos.

Engrasar el molde ligeramente con mantequilla. 

Usando el rodillo para ayudarnos, enrollando la masa en éste, la colocamos con cuidado sobre el molde.

Arreglamos los bordes con ayuda de los dedos o de un tenedor dándole la forma que más nos guste. Yo los dejé sin adornar porque luego los adorné con pequeñas galletas con forma de calabaza.

Con esta receta tenemos dos opciones, hornear en blanco, que quiere decir hornear la masa sola sin el relleno, que es lo que nosotros hicimos en esta clase de cocina, o directamente hornear la masa con el relleno juntos.

Si decidimos hornearla en blanco:

Precalentar el horno a 375 °F para España a 190 °C mientras el horno llega a esa temperatura dejamos la masa en el frigorífico.

Cubrir la masa con papel de hornear y rellenar el fondo con peso.

Yo usé este disco metálico de Chicago Metallic, aunque hay varias alternativas como cadenas de bolas o las bolas o judías de cerámica. En la escuela de hostelería nosotros usábamos garbanzos secos.

Se hornea hasta que los bordes queden de un color dorado suave, aproximadamente unos 10 minutos. Hay que tener cuidado de no pasarnos con la cocción porque tenemos que volver a hornearlo con el relleno.

Una vez listo se retira el peso que hayamos usado y el papel de hornear y se deja reposar a temperatura ambiente hasta que se enfríe.

Para preparar el relleno: 

Tenemos dos opciones, usar puré de calabaza que se puede encontrar por estas fechas enlatado en todos los supermercados o hacer nuestro propio puré comprando las calabazas y asándolas en el horno.

Yo hice mi propio puré, pero si vais a comprarlo ya hecho, podéis ahorraros estos primeros pasos.

Precalentar el horno a 400 °F para España a 200 °C.

Con mucho cuidado y un cuchillo bien afilado porque está dura, cortar la calabaza por la mitad.

Colocar las dos mitades boca abajo en una bandeja recubierta de papel de aluminio.

Hornear sobre unos 45 minutos o hasta que esté lista. Para comprobar que está bien cocida podemos probar si un cuchillo se puede clavar y sacar con facilidad. 

Y si la piel se desprende fácil de la carne de la calabaza.

Se le da la vuelta a las mitades de la calabaza y con una cuchara se le van quitando las pipas. Después se deja enfriar.

Una vez fría, se selecciona la carne y en un procesador o una batidora se bate hasta que quede un puré suave. 

Necesitamos 2 cups, unos 480 gramos, el resto se puede reservar para usarse en otras recetas.

Una vez que tengamos el puré sea de lata o casero. 

En un bol pequeño mezclar juntos el azúcar, la sal, la canela, el jengibre y el clavo.

En un bol grande batir los huevos.

Añadir la mezcla con el azúcar y las especias y las dos cups del puré de calabaza. Remover hasta que se mezclen bien.

Añadir la nata y remover hasta que se mezcle bien.

Para mejorar el sabor del relleno, podemos dejar reposar la mezcla tapada en el frigo durante la noche anterior. Así permitiremos que los sabores de las especias se mezclen mejor.

Verter el relleno en el molde con la masa y hornear a 350 °F para España a 180 °C durante aproximadamente unos 35 o 40 minutos o hasta que al insertar una aguja de pastelería en el centro ésta salga limpia.

Las agujas de pastelería son muy útiles para comprobar que tartas y bizcochos están bien cocidos por dentro. ¿No tenéis ninguna? Se pueden encontrar en casi cualquier tienda de cocina y también a través del siguiente enlace:

Para evitar que la tarta se nos agriete por el centro, es aconsejable no hornear de más la tarta, incluso retirarla del horno un poco antes de que el centro esté completamente cocido, ya que el huevo del relleno continúa cocinándose una vez fuera del horno.

Dejar enfriar completamente antes de adornar con un rosetón de nata en el centro y poder comenzar a servirla.

Como veis en la foto anterior yo comprobé hasta tres veces con la aguja de pastelería que estuviese bien cocida, y aún así me pasé un poco con la cocción y por ello veis las pequeñas grietas. 

Los agujeros no son un problema porque luego se tapan con el rosetón de nata y las pequeñas grietas se solucionarán cuando vaya tomándole el truco. 

Para ser la segunda que hago en mi vida, la primera yo sola en casa, tampoco salió tan mal, ¿no?

Para el adorno de los bordes yo usé parte de la masa sobrante para hacer unas mini calabazas.

Una vez que tenemos juntos todos los recortes de la masa, se vuelven a envolver en papel de film y se dejan enfriar en el frigorífico.

Se estiran con ayuda del rodillo de cocina hasta obtener el grosor que deseemos.

Con ayuda de un cortador de galletas con forma de calabaza o la que más nos guste, se van cortando las calabazas y se colocan en una bandeja de horno sobre papel de hornear.

Se hornean a 375 °F para España a 190 °C unos minutos, no tardan mucho en estar listas.

Una vez frías, yo las pinté con polvos de colores aptos para consumo de Wilton, unos tarritos que venden como Color Dust.

Y este fue el resultado de mi tarta de calabaza con el rosetón de nata, sin la nata, antes de cortarla y después.

En mi casa tenemos mucha luz natural, aunque en esta época del año anochece muy temprano y la casa no tiene muy buena iluminación, así que podéis adivinar las fotos que se hicieron por la mañana y las que se hicieron por la tarde.

¿Qué os parece esta receta?. ¿Os gusta la tarta de calabaza?.