Otro aniversario más residiendo por Nueva Inglaterra, esta región al noreste de Estados Unidos a la que llegamos el 4 de noviembre del 2012 para quedarnos, o al menos sin intención de irnos.
Una llegada retrasada por un huracán, el famoso Sandy que nos complicó bastante una mudanza de por sí ya compleja, pero que también nos enseñó algunas lecciones.
En particular nos anticipó que nuestra aventura no iba a ser sencilla, estaría llena de contratiempos y complicaciones, algunos peores que otros, pero también de aprendizajes. Y lo mejor que hemos aprendido ha sido a valorar todo lo que conseguimos con esfuerzo, porque aunque no todo se puede conseguir en esta vida, lo que más esfuerzo cuesta, es también lo más gratificante.
Estos años he ido compartiendo muchos de esos aprendizajes y aún lo sigo haciendo, aunque ya hemos dado por finalizado el que quizás haya sido nuestro peor quebradero de cabeza, el largo proceso migratorio que hemos tenido que enfrentar durante más de una década.
Una apequeña prueba de ello está reflejada en las entradas del blog sobre las entrevistas en la embajada de Estados Unidos, las solicitudes de permiso de trabajo, sobre nuestras green cards y procesos de naturalización como ciudadanos estadounidenses.
Sin embargo, aún seguimos con la segunda peor, la del proceso de búsqueda de vivienda definitiva, una batalla hasta el momento activa, que además nos obliga a enfrentar búsquedas de alquileres, renovaciones con sus negociaciones, mudanzas...
El año pasado comenzamos celebrando este aniversario con un futuro incierto, en el que decidimos volver a mudarnos, sin saber muy bien exactamente dónde y aunque finalmente no nos salió nada mal todo el caos que montamos, ahora estamos más o menos en las mismas.
Aquí estamos mucho más cerca de Boston, algo que era fundamental ya que nunca entró en nuestros planes vivir a más de una hora del centro y en la última mudanza pasamos a vivir a unos 75 minutos, algo que para nosotros era demasiado, aunque afortunadamente en ese momento no nos afectó tanto en términos laborales.
Por la parte positiva, allí tuvimos tren directo a Boston y una comunidad de vecinos que nos regaló amigos y nos hizo sentir parte real de la sociedad estadounidense, como nunca antes en todos estos años atrás.
¿Allí vivimos en una utopía? Quizás, pero claramente no es lo que hemos encontrado en este nuevo residencial con instalaciones mucho más nuevas y exclusivas, más cercano a Boston, pero más lejano socialmente a los nativos de Nueva Inglaterra o incluso a otros estadounidenses de otros estados de este país.
Este residencial tiene sus cosas buenas, además de la principal, e insisto en la cercanía con Boston, porque desde aquí solo tardamos unos 30 minutos, además está en una buena zona, segura y con comercios.
Es un residencial nuevo, de hecho nosotros hemos estrenado el apartamento y además tienen mejores instalaciones comunes, especialmente varias terrazas con barbacoas, algo que hemos aprovechado bastante durante todo el año.
Se supone que también organizaban eventos, aunque ninguno al nivel del residencial anterior, pero es que además aquí casi nadie participa y eso es lo peor.
No sabemos el motivo, pero desde junio hasta octubre no han organizado absolutamente nada de nada y eso que yo suponía que con el "buen" tiempo se animaría más la gente para salir de los apartamentos.
Después de estos meses del verano sin eventos públicos, organizaron una merienda con vinos y algo de picoteo, pero eso es todo desde junio hasta ahora en noviembre.
En Halloween algunos vecinos decoraron sus puertas y dejaron fuera muchísimas golosinas y chocolatinas, además de cepillos de dientes, una novedad que no había visto hasta ahora.
Aunque los vecinos de los cepillos de dientes, junto con las otras chuches y chocolatinas que también invitan a participar a los adultos, son los que están justo enfrente de mi puerta y después de casi un año aquí, me entero de que vive alguien ahí.
Hasta ahora llamaba a este residencial el de los vecinos que solo te hablan en el ascensor, pero de verdad, es que no hay manera de socializar aquí, pero es meterse en el ascensor y todos empiezan a conversar.
Hasta un día nos regalaron un desayuno, obviamente en el ascensor, porque en este residencial no tenemos ventanas mágicas, ni tren fantasma, ni vecinos mágicos, tenemos ascensores mágicos que hacen hablar a todo el que entra y hasta puedes salir con desayuno gratis.
Uno de nuestros vecinos había comprado desayuno de más, al parecer va por las mañana a comprar el desayuno y ya le lleva a los empleados del residencial que trabajan en la oficina, pero ese día parece que se encontró la oficina cerrada y como coincidió con nosotros en el ascensor subiendo de vuelta a su casa, nos dijo que era nuestro día de suerte y nos dio una biscuit calentita a cada uno.
Tengo que decir que aquí también hemos podido socializar un poco, aunque mucho menos con estadounidenses como en el otro residencial, pero también es un residencial con mayor porcentaje de extranjeros, por lo que inicialmente pensé que sería más sencillo socializar, pero no ha sido así.
Y aunque esto no es trascendental en cuanto a decidir quedarnos o irnos, hay otros motivos por lo que hemos escrito para informar de que no vamos a renovar el contrato de alquiler.
Este es el segundo residencial en el que vivimos y cada uno funciona de una forma similar, pero diferente.
Mientras que en el anterior era todo más flexible y con negociación directa con el responsable de la oficina, aquí todo va más estructurado.
Según contrato tenemos que informar por escrito con 60 días de antelación si no vamos a renovar, pero no recibimos la nueva oferta de renovación con la subida hasta una semana antes de que se cumpliese ese plazo.
En la oferta de renovación nos informaban del nuevo coste mensual de alquiler, nos recordaban el plazo de los 60 días y además nos informaban del precio mensual en el caso de no responder a la oferta, ya que pasaríamos automáticamente a un contrato de alquiler de mes a mes.
La subida del precio que nos ofrecieron nos pareció muy alta, teniendo en cuenta el precio que ya pagamos, que es bastante, pero la subida por renovar mes a mes es ya astronómica y para nada realista.
Intentamos negociar y bajamos a hablar con ellos en la oficina, nos dijeron que podían solicitar una subida muy baja, nada que ver con lo que nos habían dicho antes y que nos responderían en 24 o 48 horas.
No recibimos ninguna respuesta y al llegar el día límite que nos habían fijado antes de pasarnos directamente a un contrato mensual a un precio desmesurado, escribimos para informarles de que no íbamos a renovar el contrato anual.
Desde entonces han intentado ponerse en contacto con nosotros, dejando mensajes en el buzón de voz y algún correo electrónico, porque al parecer sí aceptaron la oferta, pero en la oficina se les olvidó comunicarse con nosotros para informarnos.
Lo que tiene la burocracia, que en mitad del camino se pierde la información, así que nos están escribiendo para preguntar el motivo por el que hemos rechazado una oferta que nunca hemos recibido.
Lo positivo es que al parecer están dispuestos a seguir negociando ahora también en duración del contrato y parece que pueden ser más flexibles y dejarnos renovar por periodos de tres o seis meses, aunque de momento no hemos recibido precios, ni más información sobre estas opciones.
Y esto es todo lo que sabemos del siguiente capítulo de esta aventura, una que sigue sumando anécdotas y curiosidades.
Lo que seguimos aprendiendo es que aquí todo hay que negociarlo, nunca hay que quedarse con una primera oferta, normalmente hay que rechazarla y comenzar la negociación.
En cuanto al blog, sigo y seguiré subiendo contenido, pero cada vez me cuesta más encontrar la concentración y la motivación para seguir dedicando tiempo a este blog.
Se ha ido convirtiendo más en un diario personal, sin casi interacción y del que no tengo muy claro si sigue siendo útil a alguien, además de a mi memoria.
Los años no pasan en vano y la cantidad de información no deja de crecer, pero la calidad de la memoria va en sentido opuesto, porque lo que no os podéis ni imaginar lo útil que me está siendo toda la información que comparto para refrescar mi memoria.
Las entradas pendientes se me acumulan y puedo asegurar que no es por falta de contenido, pero desde hace un tiempo he decidido tomarme las cosas con menos urgencia, sin marcarme obligaciones de calendarios de contenidos que probablemente sea yo la única que consulte una y otra vez.
En otro orden de cosas, este otoño hemos tenido visita familiar por primera vez durante esta estación que incluye el cambio del color de las hojas de los árboles, algo que en Almería directamente no existe.
Además de Halloween, que aunque ya lleva algunos años celebrándose en España, aún no alcanza los niveles que se viven aquí, especialmente en la región de Nueva Inglaterra.
Y es que aunque no oficialmente, pero aquí contamos con Salem, la indiscutible capital mundial de Halloween.
Así que no hemos parado con actividades y excursiones en semanas, especialmente en la zona de Nueva Inglaterra, pero también hemos incluido otro destino que también espero poder compartir por aquí próximamente, pero que como siempre podrás ver primero en las historias de Instagram.
Así que si aún estás por aquí, no olvides pasarte también por la cuenta de Instagram del blog.
¡Nos vemos en el siguiente aniversario!!
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