Quebec es una ciudad que me ha sorprendido gratamente, especialmente en esta segunda visita, en la que hemos podido disfrutarla con más días y más calma.
El haber visitado la ciudad durante Navidad también ha influido mucho, ya que Quebec parece diseñada para estas fechas.
Lo que aún no me acaba de convencer es su gastronomía, ni durante mi primera visita, ni durante esta última, en la que pienso que quizás me ha defraudado aún más.
Como comentaba en la entrada que escribí sobre la gastronomía de Quebec durante mi primera visita, me decepcionó mucho la gastronomía aquí, en parte por llegar con unas expectativas muy altas, pero quería darle una segunda oportunidad.
Una segunda oportunidad en un periodo con menos turistas, porque parece que aquí el número de establecimientos de hostelería no es suficiente para la gran cantidad de turismo que acoge la ciudad durante algunas fechas en concreto.
Mi primera visita fue durante el puente de Labor Day, una festividad que da fin a la temporada de verano y que se celebra en ambos países, Estados Unidos y Canadá, por lo que pensé que era bastante normal que todos los restaurantes estuviesen colapsados.
Ahora sin embargo tengo mis dudas respecto a si esto es algo ocasional, de temporada alta, o es algo más habitual de lo que pensaba. Ya que en esta segunda visita hemos ido durante el periodo de Navidad, muy popular, pero también con muchas fronteras cerradas y por lo tanto con mucha menos afluencia de turismo internacional y en general del que debía de haber en estas fechas otros años.
El resultado ha sido el mismo, muchos restaurantes con reservas completas durante semanas y otros que no aceptan reservas, con filas de gente en la puerta esperando por una mesa a temperaturas de más de -10 grados.
Sin duda volveré a Quebec e intentaré darle una tercera oportunidad a la gastronomía de la ciudad, en la que espero poder tener una mejor sensación en general respecto a su restauración.