Ya he comentado en varias ocasiones que la gran decepción en la ciudad de Quebec me la he llevado con su gastronomía y es que no solo me ha defraudado su cocina, también su repostería.
A diferencia de mi primera visita a Quebec, en esta ocasión fui con las expectativas bastante bajas y con ganas de mejorar mi experiencia previa.
Algo que desafortunadamente tendré que dejar para una tercera ocasión, porque de momento mi estrategia sigue fallando y me niego a no darle una tercera oportunidad a la gastronomía quebequense.
En Navidad no faltan excusas para los dulces, es la época perfecta para darnos algunos caprichos más en cuanto a cantidades de azúcar y además, en una ciudad tan fría como Quebec, vienen geniales algunas calorías de más para entrar en calor y soportar mejor los menos muchos grados diarios del largo invierno.
Desafortunadamente mis expectativas navideñas tampoco se cumplieron, si hay algún dulce quebequense o canadiense típico de Navidad allí, yo no lo vi por ningún lado.
Ni siquiera la famosa tarta de azúcar o Tarte Au Sucre, que aunque la tienen en algunos menús de restaurantes de comida típica, eché de menos encontrarla en otros establecimientos, como suele ser común con otros dulces populares en diferentes ciudades del mundo.