Nuestras cenas de empresa americanas por
Navidad van sumando y aunque por ahora en ninguna se come tan bien como en las mías de
España, ni son tan alucinantes como las de esos primeros años de trabajo de Fran en las que viajábamos durante todo un puente a una ciudad europea, también tienen su encanto. Además, aquí nunca sabemos que nos puede sorprender o que diferencias podemos encontrarnos, así que siempre es emocionante.
Los últimos dos años no os he hablado de ellas porque fueron iguales a las que ya os conté en el 2015 y que podéis volver a leer pinchando en el siguiente enlace:
🎅 Cena de Empresa por Navidad
Este año hemos tenido novedades interesantes y por eso vuelvo a contaros nuestra experiencia asistiendo a la cena de empresa que han organizado por
Navidad.
La principal novedad ha sido el lugar que han escogido para celebrarla, un museo.
Se trata de un museo al que curiosamente tenía muchas ganas de ir, es más este verano lo propuse en el grupo de Facebook que creé para realizar quedadas y planes.
Finalmente me quedé con las ganas de ir, pero el destino siempre recompensa tarde o temprano. Algunos ya sabréis a que viene esto... y mejor dejarlo aquí.
Se trata del
Larz Anderson Auto Museum, un museo de coches antiguos que se encuentra en
Brookline.
📍 Su
dirección:
15 Newton St,
Brookline, MA 02445
Como llegamos de noche y no había nada de iluminación exterior, no hice ninguna foto del edificio en el que se encuentra este museo, pero lo dejo pendiente para incluir alguna y así complementar esta entrada en el futuro.
El edificio, conocido como
The Carriage House, fue construido en el año
1888 como un establo, aunque más tarde fue usado como cochera de la familia y finalmente como museo de su colección de coches.
Fue diseñado por el arquitecto de
Boston,
Edmund M. Wheelwright, uno de los más importantes de su época en esta región, graduado por la
Universidad de Harvard y el
MIT donde estudió arquitectura.
Entre sus otros trabajos encontramos un edificio que siempre me ha llamado mucho la atención, el
Harvard Lampoon Building y dos de los puentes que cruzan en
Cambridge el
río Charles, el
Longfellow Bridge y el
Anderson Memorial Bridge.
Este edificio está incluido en el
Registro Nacional de Lugares Históricos de los
Estados Unidos.
En la actualidad el museo es conocido por albergar la
colección de coches más antigua de América, además de exhibir coches de caballos, biciclos antiguos y hasta un patinete.
📹 Vídeo:
Este museo comenzó como la colección privada de coches del matrimonio formado por
Larz e
Isabel Anderson.
Los
Anderson, llegaron a adquirir un gran número de coches, casi uno al año, haciéndose con un total de
32 coches nuevos.
Cuando los coches se iban quedando obsoletos, los iban almacenando en su enorme "cochera" hasta que en el año
1927 comenzaron a abrir las puertas al público ofreciendo tours.
De la colección original del matrimonio
Anderson, quedan
catorce coches que se encuentran en la exhibición permanente del museo.
Entre ellos el primero de todos, un
1899 Winton 4-hp Runabout. En ese año solo se
fabricaron 100 coches de ese modelo y el coste por unidad era de
$1000.
Un
1903 Gardner-Serpollet, el único coche a vapor que adquirió este matrimonio. Como curiosidad, señalan que era tan complicado de usar, que tuvieron que contratar a un chófer privado para conducirlo y mantenerlo. Solo quedan
6 unidades más de este modelo y de ellos, este es el único en los
Estados Unidos.
El más grande, caro y famoso de todos, un
1906 Charron- Girodot et Voight. Este coche fue apodado por
Larz Anderson como "
Winniepocket" en honor a su casa de vacaciones en este lago de
New Hampshire.
Un
1926 Lincoln Seven al que apodaban "
The Emancipator", un lujoso coche que costó
$5,300 una elevada cantidad de dinero para la época. Como curiosidad comentar que el nombre de estos vehículos hacen honor al presidente de
Estados Unidos favorito del fundador de la compañía,
Abraham Lincoln.
Toda esta colección se encuentra en el sótano del edificio, bajando las escaleras a la derecha y al final de ella es donde podemos observar algunos biciclos y el patinete del que os hablaba.
Al otro lado de las escaleras había un taller de coches y en las paredes muchas fotos y objetos de colección. Entre estos objetos me pareció curioso encontrar dos medallas de dos clubs españoles.
Volviendo a la primera planta, el museo se divide en tres salas, al entrar nos encontramos con la principal, la más amplia y en la que estuvimos casi toda la cena.
La exhibición de coches que se encuentra en los laterales es "
Lookin' East: Art and Imagination of the New England Hod Rod" una exhibición temporal que se puede visitar hasta
abril del 2019 y en la que podemos observar algunos
Ford entre ellos los siguientes:
1924 Ford Track Speedster
1932 Ford Roadster "LA Roadster"
1936 Ford 3-Window Coupe
1940 Ford Woodie Sleeper
1951 Ford Shoebox 2-Door Custom Sedan
También hay algunos maniquíes vestidos con ropas de esa época.
Si cruzamos la sala principal llegamos a otra más pequeña, pero también amplia con más coches y una zona de sofás más cómoda.
También hay otra sala más pequeña junto al fondo con varios objetos y un coche, el
The Hinman Roadster.
En general no es una colección enorme, pero para alguien que no entiende nada de coches y solo siento algo de curiosidad por ellos, son suficientes.
En general me pareció un ambiente bonito, único y sobre todo diferente para una cena de
Navidad. ¿Qué os parece a vosotros?.
En cuanto a la comida, es decir la cena en sí, pues muy al estilo americano, yo creo que la mayoría y a pesar de ser a las
7:00 pm llegan ya cenados de casa.
Había varias mesas repartidas por el museo, solo en la primera planta, con aperitivos. Muchos quesos, algo de embutidos y verdura en algunas de ellas.
Y en otras había una selección de tostadas y rebanadas de pan y algunas salsas y
dips, como la
tapenade, una pasta de aceitunas típica de la
Provenza.
También había una pequeña mesa con bebidas, aunque este año no servían nada de cócteles.
Lo mejor eran los aperitivos que iban sirviendo en bandeja, como mini hamburguesas, vieiras y algo más de carne.
También iban sirviendo café, aunque no había té, algo que eché en falta.
En cuanto a los postres, sirvieron algunos en bandejas. Yo probé un
macarons porque solo pasaron una vez por nuestro lado. Creo que deberían haber dejado algunos postres en una de las mesas 😔
Comer no comí mucho, excepto algo que nos dio tiempo al principio, ventajas de llegar como siempre los primeros, dando buen ejemplo, ya que somos los únicos españoles por allí.
📹 Vídeo:
En cuanto al atuendo que tanto me llama la atención por aquí en este tipo de eventos, este año tengo que decir que el nivel va aumentando y excepto algunos casos puntuales, todos los hombres iban en traje y las mujeres de fiesta, con un predominio absoluto de lentejuelas y brillos.
Yo estuve a punto de ir a la moda de este año, pero al final me decidí por un vestido negro más discreto y botas altas, también negras, con un poco de tacón.
Había música típica de
Navidad y afortunadamente no estaba tan fuerte como es costumbre en los restaurantes de
Boston, así que pude escuchar bien las conversaciones y participar en ellas.
No volvimos muy tarde, algo antes de las
11:00 pm y lo primero que hizo alguno que me conozco fue dirigirse a la cocina para comer algo 😅
¿Qué os ha parecido esta cena de empresa? ¿Soléis ir a vuestras cenas de empresa?
Muy poca comida! Parece el refrigerio que daban en Harvard para los seminarios de las 6. El sitio muy original, pero si era una "cena", debería haber más y cócteles también.
ResponderEliminar¡Verdad?¡?¡ Ya te digo que yo pienso que allí la gente ya va después de cenar. Con las cantidades que sirven en los restaurantes y lo cortos que se quedan en los catering. Está claro que no conocen el término medio.
EliminarPor cierto, este museo es el que casi vamos aquel día que estuvimos de museos con tu amigo, pero que al final lo dejamos y nos fuimos a merendar a la pastelería japonesa de Brookline. ¿Recuerdas que hacía mucha calor?? Y ya habíamos visto dos o tres museos ese día... jejeje