Este verano está siendo un buen verano, al menos en lo metereológico. Después de tener un invierno con temperaturas suaves y apenas nieve y una primavera fresca y con más nieve de la que esperábamos al final, hemos empezado el verano fresquitos, con algunos días de calor, pero aguantable y nada extremo. Al menos por lo que llevamos en este comienzo del verano del 2016. Un año con un clima algo atípico, si comparo con los anteriores años en los que he vivido aquí, que tampoco son muchos, pero empiezan a sumar.
Ya veremos como termina el verano, si llegan esos días de calor desesperante de otros años... o tenemos suerte y nos escapamos del infierno. Aunque tengo que decir que el verano pasado tampoco fue especialmente caluroso.
Sea como sea, este verano no llega con ningún plan de viaje a la vista, aunque el no tener nada planeado no significa que no vayamos de viaje y tengamos algunos días de vacaciones por fin... yo tengo las maletas listas para cualquier aventura que se presente.
Mientras tanto intentaremos pasar los fines de semana haciendo excursiones cercanas y aprovechar para hacer actividades al aire libre.
Por ahora, también estoy aprovechando a buen ritmo el evento que nos permite visitar gratis algunos museos los viernes. Y además de disfrutar con las visitas a esos museos y aprender, he tenido la oportunidad de conocer a gente nueva.
Los viernes también incluimos como parte del plan, una visita a algún restaurante o cafetería de los alrededores del museo elegido y almorzamos en sitios nuevos o repetimos en alguno que nos haya gustado.
Este verano también nos toca decir adiós a una persona que ha formado parte de nuestras vidas los dos últimos años. Intentaremos disfrutar de sus últimas semanas en Boston, pero aunque ya la incluimos en nuestras amistades sin importar donde esté, será difícil hacerse a la idea de que no estará aquí cerca.