
El año pasado, como los anteriores, tuve la suerte, aunque quizás no era tan consciente entonces, de poder disfrutar de la primavera en Boston.
De poder pasear por las calles repletas de flores de la ciudad y de la ribera del río Charles con los cerezos en flor.

Esta época que aunque definida en el calendario, aquí va por libre, aparece cuando quiere y desaparece tan pronto que siempre nos deja con ganas de más, de más colores y de más belleza primaveral bostoniana.
Hay que conocerla, dejarse cautivar por ella y volver a esperarla, aunque con calma y sin prisas porque el resto del año en esta ciudad es tan sorprendente y tan particular como lo es la primavera.
Los primeros años todo era novedoso, no sabía si esos primeros inviernos, otoños, veranos y primaveras eran la norma o la excepción en esta ciudad. Esos años compartía más sobre las estaciones y sobre el tiempo con vosotros en el blog, aunque con el paso de los años, he ido dando prioridad a otros temas.
Sin embargo, esta primavera vuelve a ser diferente, vuelve a hacerme compartir algo en el blog y esta vez, sin embargo las fotos que me toca compartir serán las de la primavera anterior.

Esas fotos que puede hacer mientras disfrutaba paseando por esas calles, aunque luego no tuviese tiempo de compartirlas con vosotros.