
Dependiendo de los países a los que nos mudamos, suele ser más o menos complicado hacernos con arsenales de esos alimentos. Productos con función de botiquín de emergencia que nos ayudan a superar algunos duros momentos de morriña por los que casi todos pasamos en nuestras etapas de expatriados.

Antes de mudarme a Boston, ya estuve viviendo en Amsterdam y tengo que decir que allí, como en otros países europeos, es mucho más fácil conseguir esos productos que anhelamos. Suelen encontrarse más fácilmente en comercios locales, pero también suele ser más fácil conseguirlos a través de familiares, que o bien, los mandan por correo o los transportan ellos en sus maletas cuando nos visitan. En el caso de mis paisanos, incluso hay una tercera opción, que consiste en usar los incontables camiones frigoríficos que viajan diariamente repartiendo las hortalizas de nuestra ciudad por Europa, para mandar el paquetito de tesoros que suelen incluir hasta una pata de jamón....
Para los que estamos en Estados Unidos, es algo más complicado que para aquellos españoles que se encuentran en algún país de Europa, y no sólo la lejanía juega en nuestra contra aquí. Por desgracia, los controles de aduanas nos prohiben muchos productos que hacen muy complicado y/o caro abastecernos de ellos en Estados Unidos.

Claro que también encontramos diferencias según la zona o el estado en el vivamos aquí. Ya que no es lo mismo vivir en Nueva York o Miami, ciudades grandes y con una gran comunidad de expatriados españoles, que en otras ciudades en las que la presencia de nuestros compatriotas es mucho menos notable.