
Boston es una ciudad con una rica variedad de museos y este es uno de los más populares. No es el más grande, pero todo lo que le rodea lo hace especialmente interesante.
Lo esencial que debemos conocer sobre este museo es que es un museo de arte, se encuentra dentro de una residencia privada, aunque en la actualidad ya no cumple esta función residencial y es el protagonista de uno de los misterios sin resolver más enigmáticos de las últimas tres décadas.
Se encuentra en Boston, a solo unos pasos desde el Museo de Bellas de Artes de la ciudad, en el barrio de Fenway–Kenmore, concretamente en el Medical Center Area.
25 Evans Way,
Boston, MA 02115
Adulto: $15
Estudiantes: $10
Mayores de 65 años: $12
Menores de 18 años: Gratis
Y además, si te llamas Isabella, puedes entrar toda tu vida gratis, gracias a compartir el nombre con la mujer que hizo posible este museo.
Isabella Stewart Gardner fue una mujer con una personalidad peculiar, la describen como una fumadora de cigarrillos y una aficionada a conducir a gran velocidad. Curiosamente estas dos peculiaridades son comunes entre las mujeres "rebeldes" de alta sociedad de la época.
Y por supuesto Isabella pertenecía a la alta sociedad, nació en Nueva York el 14 de abril de 1840. Concretamente vivía en el barrio neoyorquino del West Village, aunque de adulta fue una fan destacada de los Boston Red Sox.
Su padre, David Stewart fue un descendiente de escoceses que hizo su fortuna gracias a inversiones en la minería y el comercio del lino irlandés.
Isabella asistió a colegios privados, primero en su ciudad natal y más tarde en el extranjero. Fue durante su estancia en el extranjero, en un colegio de París, donde conoció a la que sería su cuñada, Julia Gardner.
Julia le presentó a su hermano John Lowell Gardner Jr. conocido como Jack con el que se casó días antes de su veinte cumpleaños. La boda se celebró en Grace Church en la ciudad de Nueva York e inmediatamente después de ese momento, comenzó la conexión de Isabella con la ciudad de Boston, la ciudad de su marido.
El joven y rico matrimonio se instaló en Back Bay, en una casa regalo de bodas del padre de Isabella, en el 152 de Beacon Street.
En el año 1863 tuvieron un hijo que murió de neumonía antes de cumplir los dos años y pocos años después, por recomendación médica para mejorar la depresión en la que se encontraba Isabella, comenzaron a viajar.
Durante sus viajes, se aficionaron a la compra y colección de obras de arte internacional y se dedicaron a ello hasta que Jack Gardner murió de un derrame cerebral a finales de 1898.
A los pocos meses, Isabella Stewart Gardner decidió seguir con el plan de ambos y comprar unos terrenos en la zona de Fenway para construir su museo. Contrató al arquitecto local Willard T. Sears, conocido por otros edificios significativos de la ciudad de Boston, como la Old South Church.
Las obras comenzaron en el año 1899 y finalizaron a finales del 1901. Fue construido en el estilo renacentista e inspirándose en los palacios de Venecia, concretamente en el Palazzo Barbaro.
Este palacio veneciano era propiedad de un influyente matrimonio de Boston, conocido por Isabella y Jack, que solían alquilarlo mientras estaban de viaje. Allí se reunían con otros americanos e ingleses, entre los que se encontraba el pintor John Singer Sargent.
Este pintor, de nacionalidad americana por ser hijo de estadounidenses, aunque nacido en Europa, fue conocido gracias a sus retratos. Entre todos ellos, en esta entrada no puedo dejar de destacar uno de los que le hizo a la propia Isabella Stewart Gardner, aunque también hay otra obra muy interesante de este pintor que os mostraré después.
Volviendo al museo, este impresionante palacio que fue conocido en un principio como el Fenway Court, consta de cuatro plantas, tres destinadas al museo y una cuarta construida originalmente como residencia privada para Isabella.
Casualidades o no, lo cierto es que estos cambios para modernizar y hacer más práctico el museo llegaron con otros cambios menos voluntarios y deseados. Y es aquí cuando revelo, para los que aún no sepáis a qué me refería, el misterio sin resolver con el que comenzaba la introducción de este museo.
El domingo 18 de marzo de 1990 en este museo tuvo lugar el mayor robo de obras de arte en la historia de Estados Unidos.
Un robo que duró 81 minutos y que comenzó con la llegada de dos hombres vestidos de policías de Boston, que pidieron al guardia de seguridad, un joven músico y drogadicto, que los dejara entrar para responder a una alerta. El guardia, saltándose los protocolos de seguridad les dio paso y como consecuencia él y su compañero terminaron esposados, con los ojos y boca tapadas y atados en el sótano del museo.
Un total de 13 piezas fueron sustraídas del museo, entre ellas tres obras de Rembrandt, que al parecer era el objetivo principal de los ladrones, varias de Edgar Degas y una obra de Édouard Manet. De las trece obras de arte solo dos son objetos, un jarrón antiguo de bronce chino que no tenía un valor especial y un remate de un águila napoleónica, que ni siquiera notaron en el museo que se habían llevado hasta un día después.
Los dos falsos policías tuvieron que hacer dos viajes a su coche para llevarse su motín y desaparecieron a las 2:45 de la mañana. Mientras los dos guardias permanecieron atados en el sótano hasta que llegó la policía a las 8:15 de la mañana. La guardia de seguridad que venía a sustituir a sus compañeros fue la que dio la voz de alarma cuando se encontró todo destrozado y no encontraba a sus compañeros.
No se ha conseguido recobrar las obras y tampoco se conoce que ha sido de ellas, pero aún hay una recompensa para intentar averiguar su paradero y resolver este misterio. El museo ofrece 10 millones de dólares por información que lleve directamente a la recuperación de las 13 piezas en buen estado.
Además, hay otra recompensa de $100.000 al que devuelva el remate del águila napoleónica.
Hay muchas teorías sobre este robo, algunas incluyen a las mafias italianas e irlandesas de Boston, pero hasta el momento sigue siendo un misterio sin resolver y aunque las piezas robadas son una gran pérdida para este museo, la historia y el suspense le dan unos puntos extras a esta visita.
Y es que en su testamento Isabella también dejó estipulado que no podía cambiar nada en el museo, ni cambiar nada de sitio, ni comprar nuevas obras, ni tampoco vender ninguno de los artículos de su colección.
Además, por si alguna vez los administradores del fideicomiso se atrevían a contradecir su última voluntad, dejó escrito que la propiedad pasaría a manos del Harvard Collage, su colección se tendría que vender en una subasta de París y el dinero recaudado también iría a Harvard.
Y es por esta cláusula que los cuadros robados no han sido sustituidos por otras obras, así que podemos ver los marcos vacíos en el que una vez estuvieron, en el mismo sitio en el que Isabella Stewart Gardner los colocó y los ladrones se los llevaron.
Entre los objetos de colección que podemos observar en este patio, en el centro, ocupando el lugar privilegiado que le corresponde, destaca un mosaico. Se trata de un mosaico romano de entre los años 117-138 descubierto al norte de Roma en 1892 y que fue adquirido por el matrimonio Gardner en el año 1897.
A simple vista lo primero que llamó mi atención fue encontrarme con un ambiente muy andaluz. Y es que allí se encuentra una de las obras más conocidas de John Singer Sargent, "El Jaleo".
Una curiosidad que encontramos aquí es que hay una naranja encima de unas de las sillas. ¿Alguien sabe si tiene algún significado especial?
Esta capilla española, al igual que el claustro, también contiene otros objetos europeos, es decir, no todos son españoles.
Entre los españoles hay una obra del taller de Francisco de Zurbarán titulada "Virgen de la Merced".
La tumba que vemos con un caballero esculpido en mármol es de Salamanca y pertenece a los últimos años del siglo XV.
También os muestro más detalles en los vídeos:
Y desde allí, una vez que estemos listos para continuar con la visita al museo, subiremos las escaleras hasta la segunda planta.
Antes de comenzar a recorrer las habitaciones, no olvidéis pasar un tiempo observando el patio interior desde alguno de los balcones.
En esta segunda planta hay varias habitaciones llenas de obras de arte, pero entre ellas destacaría el Dutch Room, la habitación holandesa. De aquí los ladrones se llevaron seis de las trece piezas robadas.
Al parecer por despiste, no se llevaron una de las más importantes de este museo, el autorretrato de Rembrandt que se hizo el pintor cuando tenía 23 años.
Como en otras habitaciones, aquí también encontramos diferentes obras de arte de otros países, no solo holandesas. Uno de los cuadros que llamó mi atención en esta habitación es obra de un belga, Frans Pourbus el Joven. Aunque realmente lo que llamó mi atención fue el retrato de la mujer, Isabel Clara Eugenia de Austria. Fue soberana de los Países Bajos, Archiduquesa de Austria y también infanta de España, ya que era hija del Rey Felipe II.
Pero sin duda el que más me interesó fue "Un Doctor en Leyes" una obra de Francisco de Zurbarán.
Allí volvemos a encontrar muchas habitaciones cargadas con objetos y obras de arte en la ubicación exacta en la que a Isabella Stewart Gardner le pareció mejor colocarlas.
En esta planta nos encontramos una capilla, con un altar consagrado que era usado por Isabella para celebrar misas y que se sigue usando en la actualidad cada abril, como dejó estipulado en su testamento, para celebrar una misa en su memoria.
El pintor, amigo personal de Isabella, pintó este retrato durante una de sus visitas a Boston, en el año 1888. Rodeado de obras de arte religiosas, el retrato de Isabella tiene una especie de aureola sobre la cabeza, que le da un toque místico.
Mi atención fue directa a un escudo de armas que se encuentra adornando la pequeña chimenea de esta sala.
Este cuadro fue pintado por encargo del Rey Felipe II de España y fue heredado por las siguientes casas reales españolas hasta que Felipe V lo regaló, junto con otras obras de arte, al embajador francés en España.
Y es en esta habitación también, donde nos encontramos con un retrato del Rey Felipe IV de España. Una obra de Diego Velázquez, aunque esta es solo una réplica, ya que el original está en el Museo del Prado en Madrid.
La nueva entrada al museo es a través de este nuevo y moderno edificio en el que también encontramos una cafetería, una tienda de regalos, un auditorio y una pequeña galería de arte contemporáneo.
Lo esencial que debemos conocer sobre este museo es que es un museo de arte, se encuentra dentro de una residencia privada, aunque en la actualidad ya no cumple esta función residencial y es el protagonista de uno de los misterios sin resolver más enigmáticos de las últimas tres décadas.
Se encuentra en Boston, a solo unos pasos desde el Museo de Bellas de Artes de la ciudad, en el barrio de Fenway–Kenmore, concretamente en el Medical Center Area.
25 Evans Way,
Boston, MA 02115
Adulto: $15
Estudiantes: $10
Mayores de 65 años: $12
Menores de 18 años: Gratis
Y además, si te llamas Isabella, puedes entrar toda tu vida gratis, gracias a compartir el nombre con la mujer que hizo posible este museo.
Isabella Stewart Gardner fue una mujer con una personalidad peculiar, la describen como una fumadora de cigarrillos y una aficionada a conducir a gran velocidad. Curiosamente estas dos peculiaridades son comunes entre las mujeres "rebeldes" de alta sociedad de la época.
Y por supuesto Isabella pertenecía a la alta sociedad, nació en Nueva York el 14 de abril de 1840. Concretamente vivía en el barrio neoyorquino del West Village, aunque de adulta fue una fan destacada de los Boston Red Sox.
Su padre, David Stewart fue un descendiente de escoceses que hizo su fortuna gracias a inversiones en la minería y el comercio del lino irlandés.
Isabella asistió a colegios privados, primero en su ciudad natal y más tarde en el extranjero. Fue durante su estancia en el extranjero, en un colegio de París, donde conoció a la que sería su cuñada, Julia Gardner.
Julia le presentó a su hermano John Lowell Gardner Jr. conocido como Jack con el que se casó días antes de su veinte cumpleaños. La boda se celebró en Grace Church en la ciudad de Nueva York e inmediatamente después de ese momento, comenzó la conexión de Isabella con la ciudad de Boston, la ciudad de su marido.

El joven y rico matrimonio se instaló en Back Bay, en una casa regalo de bodas del padre de Isabella, en el 152 de Beacon Street.
En el año 1863 tuvieron un hijo que murió de neumonía antes de cumplir los dos años y pocos años después, por recomendación médica para mejorar la depresión en la que se encontraba Isabella, comenzaron a viajar.
Durante sus viajes, se aficionaron a la compra y colección de obras de arte internacional y se dedicaron a ello hasta que Jack Gardner murió de un derrame cerebral a finales de 1898.
A los pocos meses, Isabella Stewart Gardner decidió seguir con el plan de ambos y comprar unos terrenos en la zona de Fenway para construir su museo. Contrató al arquitecto local Willard T. Sears, conocido por otros edificios significativos de la ciudad de Boston, como la Old South Church.
Las obras comenzaron en el año 1899 y finalizaron a finales del 1901. Fue construido en el estilo renacentista e inspirándose en los palacios de Venecia, concretamente en el Palazzo Barbaro.
Este palacio veneciano era propiedad de un influyente matrimonio de Boston, conocido por Isabella y Jack, que solían alquilarlo mientras estaban de viaje. Allí se reunían con otros americanos e ingleses, entre los que se encontraba el pintor John Singer Sargent.
Este pintor, de nacionalidad americana por ser hijo de estadounidenses, aunque nacido en Europa, fue conocido gracias a sus retratos. Entre todos ellos, en esta entrada no puedo dejar de destacar uno de los que le hizo a la propia Isabella Stewart Gardner, aunque también hay otra obra muy interesante de este pintor que os mostraré después.
Volviendo al museo, este impresionante palacio que fue conocido en un principio como el Fenway Court, consta de cuatro plantas, tres destinadas al museo y una cuarta construida originalmente como residencia privada para Isabella.
Casualidades o no, lo cierto es que estos cambios para modernizar y hacer más práctico el museo llegaron con otros cambios menos voluntarios y deseados. Y es aquí cuando revelo, para los que aún no sepáis a qué me refería, el misterio sin resolver con el que comenzaba la introducción de este museo.
El domingo 18 de marzo de 1990 en este museo tuvo lugar el mayor robo de obras de arte en la historia de Estados Unidos.
Un robo que duró 81 minutos y que comenzó con la llegada de dos hombres vestidos de policías de Boston, que pidieron al guardia de seguridad, un joven músico y drogadicto, que los dejara entrar para responder a una alerta. El guardia, saltándose los protocolos de seguridad les dio paso y como consecuencia él y su compañero terminaron esposados, con los ojos y boca tapadas y atados en el sótano del museo.
Un total de 13 piezas fueron sustraídas del museo, entre ellas tres obras de Rembrandt, que al parecer era el objetivo principal de los ladrones, varias de Edgar Degas y una obra de Édouard Manet. De las trece obras de arte solo dos son objetos, un jarrón antiguo de bronce chino que no tenía un valor especial y un remate de un águila napoleónica, que ni siquiera notaron en el museo que se habían llevado hasta un día después.
Los dos falsos policías tuvieron que hacer dos viajes a su coche para llevarse su motín y desaparecieron a las 2:45 de la mañana. Mientras los dos guardias permanecieron atados en el sótano hasta que llegó la policía a las 8:15 de la mañana. La guardia de seguridad que venía a sustituir a sus compañeros fue la que dio la voz de alarma cuando se encontró todo destrozado y no encontraba a sus compañeros.
No se ha conseguido recobrar las obras y tampoco se conoce que ha sido de ellas, pero aún hay una recompensa para intentar averiguar su paradero y resolver este misterio. El museo ofrece 10 millones de dólares por información que lleve directamente a la recuperación de las 13 piezas en buen estado.
Además, hay otra recompensa de $100.000 al que devuelva el remate del águila napoleónica.
Hay muchas teorías sobre este robo, algunas incluyen a las mafias italianas e irlandesas de Boston, pero hasta el momento sigue siendo un misterio sin resolver y aunque las piezas robadas son una gran pérdida para este museo, la historia y el suspense le dan unos puntos extras a esta visita.
Y es que en su testamento Isabella también dejó estipulado que no podía cambiar nada en el museo, ni cambiar nada de sitio, ni comprar nuevas obras, ni tampoco vender ninguno de los artículos de su colección.
Además, por si alguna vez los administradores del fideicomiso se atrevían a contradecir su última voluntad, dejó escrito que la propiedad pasaría a manos del Harvard Collage, su colección se tendría que vender en una subasta de París y el dinero recaudado también iría a Harvard.
Y es por esta cláusula que los cuadros robados no han sido sustituidos por otras obras, así que podemos ver los marcos vacíos en el que una vez estuvieron, en el mismo sitio en el que Isabella Stewart Gardner los colocó y los ladrones se los llevaron.

ACTUALIZACIÓN ABRIL 2021
El 7 de Abril del 2021 Netflix estrenó un documental de 4 episodios titulado "This Is a Robbery: The World's Greatest Art Heist".
En el documental no solo explican todo el robo con detalle, además explora todas las posibilidades y teorías, habla con los principales sospechosos, investigadores de la época, periodistas que trabajaron con el caso...
En conclusión, un documental muy completo y recomendable que no os podéis perder.
****



Entre los objetos de colección que podemos observar en este patio, en el centro, ocupando el lugar privilegiado que le corresponde, destaca un mosaico. Se trata de un mosaico romano de entre los años 117-138 descubierto al norte de Roma en 1892 y que fue adquirido por el matrimonio Gardner en el año 1897.


A simple vista lo primero que llamó mi atención fue encontrarme con un ambiente muy andaluz. Y es que allí se encuentra una de las obras más conocidas de John Singer Sargent, "El Jaleo".

Una curiosidad que encontramos aquí es que hay una naranja encima de unas de las sillas. ¿Alguien sabe si tiene algún significado especial?


Esta capilla española, al igual que el claustro, también contiene otros objetos europeos, es decir, no todos son españoles.
Entre los españoles hay una obra del taller de Francisco de Zurbarán titulada "Virgen de la Merced".
La tumba que vemos con un caballero esculpido en mármol es de Salamanca y pertenece a los últimos años del siglo XV.

También os muestro más detalles en los vídeos:
Y desde allí, una vez que estemos listos para continuar con la visita al museo, subiremos las escaleras hasta la segunda planta.
Antes de comenzar a recorrer las habitaciones, no olvidéis pasar un tiempo observando el patio interior desde alguno de los balcones.
En esta segunda planta hay varias habitaciones llenas de obras de arte, pero entre ellas destacaría el Dutch Room, la habitación holandesa. De aquí los ladrones se llevaron seis de las trece piezas robadas.
Al parecer por despiste, no se llevaron una de las más importantes de este museo, el autorretrato de Rembrandt que se hizo el pintor cuando tenía 23 años.
Como en otras habitaciones, aquí también encontramos diferentes obras de arte de otros países, no solo holandesas. Uno de los cuadros que llamó mi atención en esta habitación es obra de un belga, Frans Pourbus el Joven. Aunque realmente lo que llamó mi atención fue el retrato de la mujer, Isabel Clara Eugenia de Austria. Fue soberana de los Países Bajos, Archiduquesa de Austria y también infanta de España, ya que era hija del Rey Felipe II.
Pero sin duda el que más me interesó fue "Un Doctor en Leyes" una obra de Francisco de Zurbarán.

Allí volvemos a encontrar muchas habitaciones cargadas con objetos y obras de arte en la ubicación exacta en la que a Isabella Stewart Gardner le pareció mejor colocarlas.
En esta planta nos encontramos una capilla, con un altar consagrado que era usado por Isabella para celebrar misas y que se sigue usando en la actualidad cada abril, como dejó estipulado en su testamento, para celebrar una misa en su memoria.

El pintor, amigo personal de Isabella, pintó este retrato durante una de sus visitas a Boston, en el año 1888. Rodeado de obras de arte religiosas, el retrato de Isabella tiene una especie de aureola sobre la cabeza, que le da un toque místico.
Mi atención fue directa a un escudo de armas que se encuentra adornando la pequeña chimenea de esta sala.



Este cuadro fue pintado por encargo del Rey Felipe II de España y fue heredado por las siguientes casas reales españolas hasta que Felipe V lo regaló, junto con otras obras de arte, al embajador francés en España.
Y es en esta habitación también, donde nos encontramos con un retrato del Rey Felipe IV de España. Una obra de Diego Velázquez, aunque esta es solo una réplica, ya que el original está en el Museo del Prado en Madrid.

La nueva entrada al museo es a través de este nuevo y moderno edificio en el que también encontramos una cafetería, una tienda de regalos, un auditorio y una pequeña galería de arte contemporáneo.
El nuevo edificio está conectado con el palacio por un pasillo de cristal que deja ver el patio exterior.
Y con esto finalizo mi visita por el museo Isabella Stewart Gardner.
Espero que hayáis disfrutado de mi breve introducción, en la que he intentado dar mayor importancia a su historia y a las obras españolas que se exhiben aquí.
Como siempre, todo escrito desde un punto de vista personal y meramente turístico. Con la intención de compartir en español información sobre las opciones culturales y turísticas que visito y que recomiendo visitar a todos los que compartan mi interés por estos destinos.
¿Conocéis este museo? ¿Habíais oído hablar sobre este misterioso robo?
No os olvidéis de dejar vuestras dudas, sugerencias o simplemente algunas ideas que os apetezca compartir en los comentarios.
P.D: He visitado este museo en varias ocasiones, pero durante las primeras veces no estaba permitido hacer fotos, ni tampoco vídeos. Durante mi penúltima visita hice algunas fotos con el móvil y durante la última varios vídeos, pero pocas fotos, así que dejo pendiente subir más fotos en esta entrada.
Y con esto finalizo mi visita por el museo Isabella Stewart Gardner.
Espero que hayáis disfrutado de mi breve introducción, en la que he intentado dar mayor importancia a su historia y a las obras españolas que se exhiben aquí.
Como siempre, todo escrito desde un punto de vista personal y meramente turístico. Con la intención de compartir en español información sobre las opciones culturales y turísticas que visito y que recomiendo visitar a todos los que compartan mi interés por estos destinos.
¿Conocéis este museo? ¿Habíais oído hablar sobre este misterioso robo?
No os olvidéis de dejar vuestras dudas, sugerencias o simplemente algunas ideas que os apetezca compartir en los comentarios.
P.D: He visitado este museo en varias ocasiones, pero durante las primeras veces no estaba permitido hacer fotos, ni tampoco vídeos. Durante mi penúltima visita hice algunas fotos con el móvil y durante la última varios vídeos, pero pocas fotos, así que dejo pendiente subir más fotos en esta entrada.
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