Siempre he disfrutado visitando restaurantes y probando nuevos platos, aunque en mi caso, también he disfrutado mucho cocinando, especialmente preparando cenas especiales.
En algunas fechas señaladas en las que comer fuera implica hacer reservas con mucha antelación y en muchos casos con menús cerrados y precios demasiado inflados, lo de disfrutar preparando estas cenas en casa es una gran ventaja.
Soy consciente de que esto no es algo con lo que todo el mundo disfruta, pero también creo que mucha gente no se atreve pensando que una cena especial tiene que ser algo muy elaborado, que consume mucho tiempo y que requiere habilidades culinarias de cierto grado.
Cuando en realidad no tiene por qué ser así, se pueden preparar cenas deliciosas sin complicarse mucho y con un ahorro considerable, como ya he compartido por aquí en otras ocasiones.
Nosotros este año con tantos eventos, no hemos parado desde que volvimos del gran viaje y nos mudamos a este residencial.
Llegamos casi justo a tiempo para la época de las Holidays, la temporada conocida como vacaciones que en España sería más el verano, pero que en Estados Unidos se refiere al periodo de tiempo entre Acción de Gracias y Año Nuevo, aunque personalmente pienso que se debería incluir Halloween también.
Entre todas las vacaciones, los viajes y especialmente los eventos que organiza este residencial, más los que organizan los vecinos y nos invitan, llevamos unos meses que no paramos.
El residencial organizó una clase de decoración de galletas de San Valentín justo el lunes después de la Super Bowl, que ya os conté que este año la vimos junto a los vecinos en la anterior entrada.
Podéis volver a leerla pinchando en el siguiente enlace:
La clase de galletas consistía en decorar algunas galletas que ya habían traído listas y tenían en platos de plástico.
Así que solo teníamos que llegar y coger uno de los platos con las galletas y comenzar a decorarlas con los icings y el resto de golosinas que habían preparado.
Habían preparado unos platos con el icing y una mesa con el resto de los dulces para decorar que podíamos servirnos nosotros mismos en unos tarritos negros de plástico individuales.
Todo era en tonos rosas, púrpura o similares y además también habían decorado un poco la sala común.
Una actividad más que nada para socializar un poco y charlar.
Nos sentamos todos en una mesa grande común y allí pasamos la tarde, de hecho después de irse la mayoría, algunas nos quedamos allí charlando varias horas.
Yo no soy una experta en decoraciones, pero estas son las que hice allí ese día.
Todas para Fran que no pudo venir, pero creo que tuvo suficiente cantidad de azúcar con esas cuatro.
El día de San Valentín aún sin tener claro el menú que iba a preparar para esa noche me fui al Whole Foods para ver si encontraba algo de inspiración.
No había demasiado por no decir nada que me convenciese.
Unas frambuesas normales que lo único especial es que iban en un recipiente de plástico con forma de corazón.
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Y unos crab cakes con forma de corazón que estaban en oferta, pero que hubiese preferido hacerlos yo, que tampoco son tan complicados.
Si os animáis a probarlos para San Valentín o para otra ocasión cualquiera, podéis seguir esta receta de Nueva Inglaterra.
Lo que me convenció más fue el postre, al menos una de las tartaletas de chocolate y fresas que también tenían ya en oferta.
Al final me volví a casa y decidí hacer una cena sencilla, deliciosa y también de aprovechamiento usando lo que ya tenía en el frigorífico y el congelador.
Al llegar al residencial, después del paseo poco productivo por el supermercado, nos encontramos con algunos chocolates Kisses, cupcakes y donuts del Dunkin'.
Estos fueron los platos que terminé sirviendo en nuestra cena especial de San Valentín en casa del 2024.
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Pulpo a la Gallega
Tenía una pata de pulpo español cocida en el congelador que me vino genial para preparar pulpo a la gallega, un clásico de nuestras cenas especiales en Estados Unidos.
Hice un plato mediano para compartir entre los dos.
Tartar de Atún
También tenía en el congelador un bloque de atún congelado que corté en cuadritos y mariné con una cucharada de aceite de sésamo, tres cucharadas de salsa de soja, un poco de pimienta negra molida, wasabi, escamas de pimienta de cayena y un poco de sal.
Lo dejé en la nevera tapado durante varias horas.
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Justo antes de servir es solo preparar en un bol un aguacate en cuadritos, con un poco de jugo de limón, aceite de oliva, ajetes tiernos cortados, sal y pimienta negra molida.
Cuando lo tenemos todo lo emplatamos con ayuda de un molde empezando por el aguacate y colocando encima el atún, decoramos y listo para servir.
Para decorar yo usé un poco de sésamo y ajetes tiernos, además de un poco de pimentón y escamas de sal ahumadas.
Hice dos platos de postre que tengo con forma de corazón y los serví como plato individual.
Langostinos Tigre
Los compré en una caja congelados en el supermercado portugués que hay en Massachusetts para las cenas de Navidad, pero al final me sobró tanta comida que los reservé.
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Si aún no conoces el supermercado portugués de Massachusetts puedes leer sobre él pinchando en el siguiente enlace:
🐓 Mercado Portugués en Massachusetts
Normalmente las gambas, langostinos, cigalas,... me gustan más a la plancha con sal gorda y luego un poco de limón.
En esta ocasión como la cena era bastante sencilla y no tenía casi nada de trabajo, al ver una receta que venía en la caja como sugerencia de preparación, me animé a probarla.
Había que marinar los langostinos con cerveza, zumo de limón, ajos, sal y pimienta molida. Luego hacer una salsa de tomate BBQ con la que cubrir los langostinos al cocinarlos al fuego.
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No estaba malo, pero no merece la pena, ya que pierde el sabor del langostino por completo.
Afortunadamente reservé cuatro para hacer a la plancha como más nos gusta a los dos.
Latkes de Patata con Salmón
En otro de los platos de corazón de postre serví de forma individual dos langostinos a la plancha con un par de latkes con salmón ahumado.
Los latkes son unas tortitas de patata típicas de la gastronomía judía que se suelen servir como acompañamiento de otros platos, pero que también son ideales para servir como entrantes.
La elaboración de este plato es muy sencilla y podéis probarlo siguiendo unos simples pasos que ya compartí en el blog hace unos años.
🥔 Latkes de Patata con Salmón Ahumado
Se puede servir con una compota de manzana, pero personalmente prefiero comerlos con sour cream o crema agria y salmón ahumado.
Normalmente me gusta adornarlos con un poco de caviar de salmón, que además les aporta más sabor a mar, pero en esta ocasión no tenía, así que usé pimentón ahumado y ajetes tiernos.
Se pueden congelar, pero también se pueden preparar el día anterior y dejar en el frigo listos para solo freír antes de servirlos.
En cuanto a las bebidas, esta vez tampoco me compliqué demasiado, unos sorbetes de frambuesas, Coca Cola para mí y Moscow Mule para Fran.
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Fran ha encontrado su última bebida preferida, el Moscow Mule, un cóctel de vodka con cerveza de jengibre y lima.
Además ahora los ha encontrado ya en lata con diferentes versiones como esta American Mule o la Mexican Mule y me ahorro hasta tener que hacer el cóctel yo.
Mi intención esta vez era no preparar demasiada comida, como suelo hacer en las ocasiones especiales para así poder disfrutar varios días.
Como por aquí se junta todo, después de San Valentín teníamos varios días seguidos libres. El viernes nos lo dio la empresa libre como uno de los Wellness Days que concede a los empleados de vez en cuando y el lunes era el Día de los Presidentes.
Aún así y a no haber comprado casi nada, nos sobró mucha comida y además no nos pudimos comer el postre, que lo tuvimos que dejar para el desayuno del día siguiente.
Tartaleta de Chocolate y Fresas
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El postre, una tartaleta con forma de corazón rellena con ganache de chocolate y fresas, lo compré en Whole Foods.
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Se supone que en el Whole Foods la comida es más sana en general, pero yo viendo la etiqueta de los ingredientes de una tartaleta tan pequeña, lo dudo mucho.
Al menos estaba buena, sin ser algo excepcionalmente delicioso, pero no nos podemos quejar.
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Para beber preparé un capuchino Matcha que compré en una web japonesa de té, Chikiriya Tea House.
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Está en Kioto, pero hacen envíos a Estados Unidos, lo que no imaginaba era que llegaría 48 horas después de haber hecho el pedido online.
El capuchino de matcha viene ya preparado en sobre individuales, así que es solo poner el contenido del sobre en agua o leche caliente y batir.
Los platos que usé para el postre son los de Disney de Minnie y Mickey que compré el año pasado en un Home Goods.
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Y los de la cena son los que uso a diario negros de Donna Karan que me regalaron en uno de los sorteos de Lenox.
Y otros con forma de corazón que he ido comprando en varios sitios.
El mantel gris que ya habéis visto en varias ocasiones y los manteles individuales que compré de Kate Spade New York tirados de precio hace años en una liquidación de una de las tiendas de Macy’s.
El resto de la mesa muy sencilla, solo la decoré con un par de portavelas con forma de flor de lotus que tengo desde hace muchos años.
Y con esto finalizamos otra oportunidad más bien aprovechada para preparar algo especial y dedicarnos un rato juntos.
Unos momentos que especialmente se agradecen en días de invierno como el que tuvimos en este San Valentín.
Sin llegar a temperaturas muy bajas, al menos para esta zona y en febrero, con el viento se estaba muy incómodo en el exterior y la sensación térmica tampoco ayudaba.
¿Qué te ha parecido esta cena? ¿Te animas a preparar alguna cena para una ocasión especial o prefieres comer fuera?
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