En Estados Unidos o allí en Europa, cada vez es más común que los negocios sean propiedad de las grandes multinacionales y que los pequeños comercios, los más tradicionales y únicos, poco a poco vayan desapareciendo.
Además estamos en un mundo cada vez más globalizado, en el que los comercios de aquí, están allí y viceversa. Si empresas como Starbucks, McDonald's, Dunkin Donuts, Apple, Calvin Klein... llevan años asentadas en Europa, aquí también han ido entrando poco a poco las de allí, como por ejemplo Ikea, Primark o Decathlon. También empresas españolas como Zara, el Banco Santander y la almeriense Cosentino son solo algunos ejemplos de una larga lista que ha ido creciendo con los años.
Esta última crisis está dejando al mundo muy dañado, en general, pero hablando en particular sobre este sector, ha afectado al comercio en general, no solo al pequeño, también al grande. Hemos visto como varias grandes cadenas han ido cerrando muchas de sus tiendas, algunas lo siguen haciendo aún, otras europeas han decidido cerrar todas las localizaciones abiertas en Estados Unidos, como Flying Tiger o Godiva que además, también cierra sus tiendas en Canadá.
A pesar de eso, hay algunos estados que aún se resisten, no solo a preservar sus tiendas más tradicionales con productos fabricados en el país, además es que se especializan en productos locales o regionales y donde en general se nota cierto rechazo a las grandes cadenas, que no son tan evidentes como en otras zonas del país.
Claros ejemplos son Vermont y también Maine, en estos estados se nota más esta apuesta por lo regional y eso se traduce en una variedad de comercios únicos que aún resisten abiertos.
Y ese es el caso de este particular comercio de Maine, uno que probablemente ninguno de vosotros conozcáis, pero que curiosamente recibe autobuses llenos de turistas. Además en el poco tiempo que yo estuve dentro, pude comprobar como clientes comentaban a los dependientes como volvían año tras año como rutina de sus vacaciones anuales. Muchos de ellos ya abuelos, a los que a algunos les acompañaban sus nietos.
Land's End Gift Shop es un nombre que ya por sí solo suena peculiar, como mínimo y en este caso resulta idóneo para una tienda que podría competir perfectamente por su peculiaridad y a la que además, el nombre le viene perfecto por su localización.
Fin de la tierra, la traducción del nombre de este comercio, no tiene el mismo significado que el que podemos pensar en España. Allí pensaríamos en la Tierra en mayúscula, el mundo conocido, pero aquí en el nuevo mundo, el significado es más literal, tierra, en minúscula.
Y es que se encuentra en una isla, Bailey Island, una de las tres mayores de entre las más de doscientas islas que forman parte de Harpswell, en la Bahía de Casco.
Bailey está unida por un conocido puente que lleva su nombre con otra de estas tres islas principales, Orr's Island.
Y esta tienda, Land's End Gift Shop, se encuentra en el extremo de estas alargadas islas, frente al océano.
📍 Dirección:
2391 Harpswell Island Rd.
Bailey Island, ME 04003
Su eslogan resume muy bien ese sentimiento local y tradicional en pocas palabras, "A Maine business supporting other Maine business since 1959!". Un negocio de Maine, que apoya a otros negocios de Maine y en el que añaden la fecha, desde 1959, como otro dato importante.
Además es un negocio familiar del que en la actualidad se encarga la tercera generación.
Cuenta con una zona de aparcamiento, no demasiado amplia, pero al menos nosotros no tuvimos problema en encontrar espacio para aparcar en fin de semana.
Está rodeada por una zona de terraza con algunas sillas muy típicas para exteriores conocidas como sillas Adirondack. Este tipo de sillas con amplios reposabrazos y altos respaldos reciben el nombre de las montañas situadas al noreste del estado de Nueva York.