Son las 5 de la mañana y esta tarde, ya de noche, tenemos nuestro vuelo, no puedo ni dormir, aunque hoy me espera un día muy largo...
Es 22 de septiembre, el primer día de otoño, comienza mi época del año preferida, la del aire fresco, la de los colores y olores que terminan con la belleza del invierno y la que nos preparan para vivir el frío que nos espera luego y que este año ya han anunciado que será temido.
Y nosotros nos saltaremos esta belleza, esta preparación, porque volvemos al verano, a los más de 30 grados y al calor del Mediterráneo.
Hoy, iniciamos viaje y mañana llegamos a nuestro Mediterráneo, a nuestra tierra, la que no nos ve y no vemos desde hace ya 3 años.
Nosotros vamos o íbamos cada dos años, un año vamos nosotros y otro dejamos que la familia se anime a venir, o al menos intentamos animarles nosotros. Esto no fue planeado, pero las circunstancias obligan y te vas haciendo tus costumbres.
No nos imaginábamos que iba a venir una pandemia mundial, que iban a complicarse de este modo los viajes internacionales y que nos iban a cancelar nuestros vuelos de regreso, como mandaba nuestra tradición a los dos años.
Pero es que no hizo falta pandemia mundial, para complicarnos vuelos y viajes internacionales los años anteriores, solo problemas o asuntos de visados varios, de tiempos de procesos de green card eternos... Esta situación no es nueva, al menos para nosotros.
En realidad nosotros nunca tuvimos prohibida la entrada a España y gracias a la Green Card, tampoco ninguna complicación extra, además de las normales en esta situación, para la vuelta a Estados Unidos.
Una Green Card que nos ha dado este privilegio, pero que también no lo quitó en algunos momentos cuando pasábamos por todos los visados que tuvimos que pasar para conseguirla y otros cuando pasamos por todos los años que duró nuestro proceso eterno.
Entonces no había pandemia mundial, solo advertencias de los abogados que decían, si salís del país ahora, no puedo garantizar que podáis volver a entrar. En esos momentos era el "quien algo quiere, algo le cuesta".
Supongo que tras esos duros procesos, ahora hemos sido recompensados y hemos tenido opciones y con ellas las responsabilidades sobre hacer lo correcto, o lo que nosotros pensábamos que era lo mejor para todos, según las recomendaciones que nos estaban dando las autoridades.
El verano pasado nos tocaba volver, después de dos años y no lo hicimos, nos cancelaron nuestros vuelos solo unos días antes de la fecha del viaje.