
Se considera que la Edad Media terminó como muy tarde con el descubrimiento de América. Por lo tanto, Estados Unidos no vivió las características de este periodo histórico y no podría contar con ninguna de sus construcciones arquitectónicas más representativas, los impresionantes castillos medievales.


Pues si bien no es posible, al menos si hablamos de auténticos castillos medievales, en este país encontramos algunos ejemplos de estas fortalezas. Y no me refiero a los castillos de Disney, aunque puede que algunos lo hayáis pensado.

Si seguís el blog, incluso puede que recordéis algunos de los que ya os he mostrado por aquí. Hasta ahora, habían sido dos los que había podido visitar, uno en la costa oeste y otro en la este.
En la costa este, concretamente en el vecino estado de Connecticut, tuve la suerte de encontrarme de casualidad con el Castillo Gillette. Un impresionante castillo de aspecto medieval, construido a principios del siglo XX por un famoso y peculiar actor, que sobre todo me sorprendió por su ingenio.
Si tenéis la oportunidad no dejéis de visitarlo, en el siguiente enlace encontraréis más detalles sobre este castillo y sobre el ingenioso actor que lo construyó y del que toma su apellido.
🏰 Castillo Gillette, en Connecticut
No menos fortuito fue nuestro encuentro con el siguiente castillo "medieval" que nos encontramos, aún más si cabe por su ubicación en el norte de California. Fue visitando las bodegas de vino en el Valle de Napa.
El Castello di Amorosa es una recreación de un castillo medieval y también una bodega de vino que comenzó a construirse en el año 1994, aunque siguiendo técnicas y materiales medievales exportados desde Europa.
Para más información podéis pinchar en el siguiente enlace, en el que incluyo mi visita a este castillo y a otras bodegas del Valle de Napa.
🏰 Bodegas de Vino del Valle de Napa: Castello Di Amorosa
Hammond Castle

El Hammond Castle, es el tercer castillo de estilo medieval que visito en Estados Unidos y el protagonista de esta entrada, pero antes de hablamos sobre el castillo o el tour que hice por su interior, es interesante que conozcáis al hombre que lo construyó, John Hays Hammond, Jr.
John Hammond, que era conocido como Jack, nació en San Francisco en el año 1888, aunque debido al trabajo de su padre, que era ingeniero de minas, la familia se mudó a Sudáfrica cuando él tenía 5 años.

Su padre allí trabajó como el ingeniero jefe de una empresa de diamantes, por lo que posiblemente fuese de los ingenieros mejor pagados de la época. Alcanzó una gran fortuna y estatus social, aunque debido a problemas políticos en los que estuvo involucrado, la familia tuvo que salir del país.
Antes de finalmente regresar a los Estados Unidos, pasaron un corto periodo de tiempo en Inglaterra, donde comenzó el interés de Jack por los castillos medievales.
Se instalaron en Washington D.C. donde se mudaron debido a la amistad de su padre con el entonces presidente, William Howard Taft, que había estudiado con él en la Universidad de Yale y que lo envió en varias misiones como diplomático.
La riqueza económica y el estatus social de su padre le proporcionaron al joven Jack unos contactos inmejorables, entre los que destacan dos de sus mentores, Thomas Edison y Alexander Graham Bell. También contó entre sus amigos con Nikola Tesla.

Gracias a la ayuda prestada por sus importantes mentores, la educación recibida en la Universidad de Yale y al dinero que su padre le prestó, Jack Hammond consiguió fundar su propia empresa, la Hammond Radio Research Laboratory, con la que logró cientos de inventos y patentes. Para esa época ya estaba instalado en Gloucester, donde sus padres se retiraron a vivir sus últimos años.
Entre todos sus logros, es más conocido como el padre del radio control y aunque son innegables las ventajas con las que contaba, también hay que reconocerle sus méritos propios. Es la segunda persona del mundo con más patentes, solo superado por su mentor Thomas Edison. Además, a la edad de 22 años ya había conseguido devolverle a su padre el dinero que le prestó y amasar una buena fortuna de dinero gracias a sus inventos.

Personalmente era una persona muy peculiar y le encantaba gastar bromas, muchas de ellas demasiado pesadas para sus pobres víctimas.
Entre sus peculiaridades destaca que siguiendo el consejo de Alexander Graham Bell, trabajaba durante las noches, por lo que se pasaba el día durmiendo. Se comunicaba con el personal de su castillo e incluso con su propia mujer, a través de notas que iba escribiendo.
La elección de su mujer fue muy polémica en la época y una gran decepción para sus padres, lo que posiblemente fue un aliciente más para Jack.
Irene Fenton Hammond era una artista local, no pertenecía a su clase social y era ocho años mayor que él. Además estaba casaba con un comerciante de zapatos del que terminó divorciándose, pero no antes de comenzar su relación amorosa con Hammond.

Si esto no fuera poco escándalo, ella ya era mayor y no gozaba de buena salud cuando se casó por segunda vez, por lo que estaba bastante claro que no iba a darle descendientes, así que no es de extrañar que la polémica pareja terminase casándose en secreto.

Irene no compartía muchas afinidades con su joven y rico marido, aunque a ambos les interesaba la colección de antigüedades, el arte, la astrología y el amor por los animales.

No tuvieron hijos, pero llegaron a tener muchos animales viviendo libres por el castillo, entre ellos muchos gatos, el animal preferido de Jack Hammond. Tanto les gustaban estos animales, que cada vez que uno de ellos moría, les celebraba funerales. Y para asombro de sus vecinos, estos incluían procesiones por las calles de Gloucester.

El castillo se supone que fue el regalo de boda que Hammond le realizó a su prometida, aunque en realidad a ella no le interesaban los castillos medievales, así que fue más bien un auto-regalo.
Su construcción comenzó en el año de su boda, en 1926 y duró tres años, tras los que el matrimonio se mudó al castillo que fue su residencia desde 1929, además de su laboratorio, sede de su empresa y también el lugar en el que albergaba su enorme colección de arte y artefactos medievales.

En cuanto al estilo arquitectónico del castillo, hay que destacar que aunque fue construido en Massachusetts y se usó materiales locales, también cuenta con piezas medievales originales. Hammond realizó viajes a Europa tras la Primera Guerra Mundial y fue recopilando desde ventanas hasta fachadas o portales y piezas decorativas varias.



En la estructura del edificio se pueden diferenciar a simple vista cuatro zonas diferentes.

La primera parte corresponde a las zonas en las que actualmente se encuentran la sala de vídeo, aseos y la tienda de regalos. Era la zona en la que se ubicaba la empresa de Hammond, sus laboratorios y su oficina, en la que curiosamente ahora está el servicio de mujeres.

En esta zona las paredes eran más finas y los materiales de construcción menos valiosos, ya que no eran inesperadas algunas explosiones que crearan desperfectos. Al fin y al cabo era el laboratorio de un inventor y los materiales de construcción debían ser lo más fáciles de reemplazar que fuese posible.

La segunda zona la forman unas torres de estilo gótico temprano en las que se encuentran unas cruces decorando los muros. En la Edad Medieval estas cruces indicaban que eran una fortaleza cristiana y eran usadas para la defensa, ya que desde allí, en caso de ataque, los guardias disparaban sus arcos.


También nos encontramos a ambos lados de las torres con unas gárgolas que servían para mantener alejados a los malos espíritus.

En esta zona, pero en la otra cara del edificio, es donde se encuentra el puente levadizo y la puerta principal del castillo.



La tercera sección del castillo corresponde a The Great Hall, con un diseño inspirado en una catedral francesa del siglo XIII.


La cuarta zona fue construido basándose en un castillo francés del Renacimiento en el que destaca un torreón.


Este edificio único se encuentra cerca de Boston, a unos 45 minutos en coche, en una población de la costa norte de Massachusetts, Gloucester.
📍Su dirección:
80 Hesperus Ave,
Gloucester, MA 01930
Al contrario que en mis anteriores encuentros fortuitos, hacía mucho que conocía de la existencia de este "castillo medieval", aunque quizás por su cercanía, siempre iba posponiendo la visita.

Hace unos días por fin me decidí a visitarlo y tengo que decir que como ya me imaginaba, fue una experiencia muy recomendable. Y no solo para aquellos que disfruten del arte y de la historia, además para todo el que tenga interés en la ciencia, concretamente en los inventos de Hammond, pero también en las ciencias ocultas. Como todo "castillo medieval", este también tiene sus historias paranormales.


Como veis el campo de interés que puede atraer este atractivo turístico es bastante amplio, aunque desafortunadamente no está abierto al público durante todo el año.

Hammond Castle abre sus puertas como museo principalmente durante el verano, desde principios de mayo hasta finales de septiembre. Además, cada temporada durante el primer mes y el último de apertura, solo se puede visitar durante los fines de semana y en un horario algo reducido.
Fuera de los horarios habituales suelen organizar eventos especiales como ferias renacentistas o tour nocturnos, además de alquilar el castillo para eventos privados como bodas.
También ofrecen la oportunidad de visitarlo durante las noches de los viernes y sábados de octubre gracias a eventos especiales por Halloween, ya que es una fecha muy apropiada para visitar un castillo "medieval" y "encantado" que además, se encuentra muy cerca de Salem, por si es necesario completar la visita para hacerla más terrorífica, en ambos sentidos.

Para más información podéis visitar su web oficial pinchando en el siguiente enlace:
🎃 https://www.hammondcastle.org/special-events
Durante las fechas de la temporada de verano, la visita regular del castillo comienza con un vídeo informativo seguido de las opciones de o bien unirnos a uno de los tour que realizan los empleados del castillo o seguir un auto tour con ayuda de un pequeño folleto.

Ambas opciones también son compatibles, aunque en nuestro caso preferimos optar por seguir el tour y después dar una vuelta por allí por nuestra cuenta, parando en los puntos que nos habían parecido más interesantes y en los que no habíamos visitado durante el tour guiado.
🎫 Independientemente de la opción que escojamos, el precio de las entradas es el siguiente:
Adultos: $12
Mayores de 65 años: $10
Niños entre 6 y 12 años: $9
El tiempo que nos recomiendan para la visita del castillo es de entre 60 y 75 minutos, aunque en realidad el castillo y sus exteriores pueden dar para visitas más prologadas por poco que nos entretengamos en leer toda la información que nos encontramos en su interior o disfrutar de la belleza tanto natural como arquitectónica de su exterior.
Exteriores del Castillo
Nuestra visita, antes del tour, comenzó en el exterior del castillo, zona que se puede visitar sin necesidad de pagar la entrada, aunque entrar vale mucho la pena, especialmente cuando el precio es bastante asequible, comparado con el precio habitual de los museos de este estado.

Lo primero que destaca es un coqueto mirador de finas columnas dobles desde el que se puede disfrutar de las vistas del océano Atlántico.



Si miramos hacía nuestra izquierda, nos encontramos con uno de los faros de la costa de Massachusetts, el Eastern Point Lighthouse y de la entrada al puerto de Gloucester.

Si dirigimos nuestra vista hacía la derecha, se observa un pequeño arrecife de rocas que hay junto a la costa. Se trata de Norman's Woe, famoso por ser el causante de varios naufragios y el protagonista de un poema de Henry Wadsworth Longfellow.

A unos pasos de allí nos encontramos con una puerta abierta por la que bajando unas escaleras podemos acceder a una zona de césped.

Al otro lado, también nos encontramos con unas columnas, pero en este caso nos llevan a mirar al jardín del castillo, en el que se encuentra la puerta principal y el puente levadizo.




Estas columnas son de estilo salomónico y sobre los arcos hay cuatro pequeños grifos, el animal mitológico que es medio águila y medio león.


Accedemos al jardín a través de una pequeña torre en cuyo interior hay una gran campana. En la actualidad no funciona, pero durante la vida de Jack Hammond sonaba cada 15 minutos todos los días del año. Además y si esto no fuese poco, también la hacía sonar cada vez que algún invitado abandonaba el castillo, incluso si era a primera hora de la mañana.




Al fondo del jardín hay otro pequeño jardín amurallado. Era usado por Irene para plantar sus hierbas y especias, además del lugar en el que solía tomar el té con sus invitadas y en el que jugaban los numerosos gatos que vivían en el castillo.

En la actualidad aquí encontramos la tumba de Jack Hammond que murió en el año 1965. No fue enterrado aquí, al morir se le enterró en otra de sus propiedades que con los años fue vendida para poder hacer frente a los gastos de mantenimiento del castillo.

No solo no se respetó su deseo en cuanto al lugar de descanso de sus restos, tampoco se cumplieron los deseos de ser enterrado rodeado de hiedra venenosa y junto a los restos de tres de sus gatos. Era su animal preferido y al parecer deseaba reencarnarse en uno de estos animales en su próxima vida. Su tumba original fue víctima de vandalismo y los restos de sus gatos fueron robados.

Irene murió antes que su marido en el año 1959 y fue enterrada junto a su familia al otro lado del puerto de Gloucester.
Comienzo del Tour
Después del primer contacto con el exterior nos dirigimos hacía el interior del castillo a través de la pequeña puerta en la que indicaban la entrada principal.

En la tienda de regalos compramos las entradas que nos entregaron junto con los folletos. También nos informaron de la hora en la que comenzaría el siguiente tour guiado por el interior del castillo.

Así que después de ver el vídeo informativo de unos 12 minutos, comenzamos el tour con una pequeña introducción de nuestro guía, que hizo la visita agradable gracias a todas las curiosidades con las que nos fue entreteniendo, además de la información histórica relativa al castillo o a sus propietarios.

En el tour nos muestran la mayoría de las habitaciones del interior, aunque no todas las que hay, ni tampoco todas las que se pueden visitar. Por deseo de Hammond, se mantienen privados su dormitorios personales y hay otras zonas a las que tampoco se puede acceder.

Detallar cada una de las habitaciones de este enorme castillo haría esta entrada interminable. Además, así os dejo con algunos motivos para visitarlo y descubrir por vosotros mismos más sobre este museo que lleva abierto desde el año 1930.
Aunque no me puedo resistir a contaros un poco sobre la visita guiada, al menos sobre las habitaciones y las curiosidades que personalmente me resultaron más interesantes.
The Great Hall

Corresponde a la tercera zona del castillo, la que Hammond construyó inspirándose en las catedrales francesas del siglo XIII.

Es curioso que Jack Hammond fuese agnóstico, porque no solo se inspiró en una catedral para la construcción de una de las principales zonas de su propia casa, además estaba llena de objetos de iglesias y catedrales o arte religioso.



Esta impresionante habitación fue la sala de estar del matrimonio y también era usada para recibir a sus invitados.
Nada más entrar nos encontramos con una réplica de una armadura, aunque de un tamaño normal para la estatura de un hombre contemporáneo, es decir más alta de lo que sería una real de la época.

Junto a la armadura, llama la atención una silla de obispo muy alta, que había pertenecido a sus padres. La colocó aquí solo como adorno, ya que contrario a lo que podíamos pensar, no la usaba como trono para sentarse y recibir a sus invitados, como hemos visto hacer a reyes y señores de los castillos en las películas.

Otra de estilo obispal que encontramos también en esta sala, es un sillón de piedra situado dentro de un pequeño púlpito importado de Alemania.


Esta silla no solo sí era usada, además era uno de sus rincones preferidos para pasar las horas leyendo, que por cierto solía hacer vestido de monje. Cuando no usaba esos atuendos para pasear por el pueblo.

Desde luego en ese espacio no le faltaría privacidad y además contaba con un atril muy medieval y americano, la figura de un águila.

También era el lugar ideal por estar situado frente a una gran chimenea, una pieza del siglo XV importada de Francia a la que no le falta el escudo de armas de la familia a la que perteneció.

Irene, mucho más discreta, prefería usar como su sala de estar, una zona elevada en el lateral izquierdo del salón. Se trata de una capilla que originalmente era conocida como la sala del sol, por ser el lugar en el que más pegaba el sol al amanecer. Un rincón mucho más acogedor en el que también encontramos una pequeña chimenea.

Como todas las catedrales, esta también contaba con un órgano, que además, es el mayor que se haya instalado en una residencia privada y el segundo mayor instrumento de este tipo que existe en el mundo.



Otro instrumento que destaca en este salón es un piano de cola, construido a medida para albergar uno de los inventos de Hammond. Se trata de una pieza que permitía al pianista cambiar el volumen de la música mientras tocaba. George Gershwin, un pianista famoso de la época, tocó en varias ocasiones este piano, ya que fue un invitado frecuente de este castillo.

A pesar de todos los objetos de este gran salón, el que me pareció más curioso encontrar aquí fue una calavera.
Al parecer se trata de la calavera de uno de los tripulantes de La Niña, que viajó en la expedición de Cristobal Colón. El gobernador de Santo Domingo se la entregó a Hammond durante el viaje de cuatro meses que realizó en su yate, en busca de objetos vinculados a Colón.

En ese viaje consiguió otros objetos, pero esta calavera, sea auténtica o no, fue uno de sus preferidos.


A quien no le hizo tanta gracia fue a su hermana pequeña, Natalie, quien dejó de hablarle durante los siguientes veinte años, debido a que la colocó en un cofre birmano del siglo XVIII que ella le había regalado.
📹 Vídeos:
The Courtyard

Es el patio interior cubierto del castillo, diseñado según la visión que Hammond tenía de una villa medieval.




Nada más cruzar la puerta por la que se accede desde el salón y a pesar de que cueste apartar la vista, hay que volverse a mirar la puerta y la fachada que la rodea. Se trata de la reconstrucción de la entrada de una catedral del siglo XIII, cuyo arco está elaborado con roca de lava del monte Vesubio.



También nos encontramos en esta fachada con 22 lápidas de tumbas romanas y no son las únicas en este patio.

Sin embargo lo que más llama la atención aquí es el gran estanque central que en realidad es la piscina del castillo. La rellenaban con agua del mar o con agua dulce, aunque usaban un tinte verde para oscurecer el agua y que no se pudiese ver el fondo. Algo poco seguro si tenemos en cuenta que saltaba a ella desde la ventana de su habitación.




O usaba como trampolín un sarcófago romano de un niño.

Gracias a unas tuberías que había colocado en el techo de vidrio podía cambiar el clima del jardín en el que por cierto, había cultivado plantas tropicales y vivían aves exóticas libremente. Alguna de ellas fue víctima de los gatos...
Aunque también disponía de una chimenea por si era necesario entrar en calor después de un baño.

No destaca mucho entre todas las fachadas que hay alrededor de este jardín, pero es curioso encontrarnos con una estatua de bronce a tamaño real desnuda. Es una réplica de Jack Hammond con pose de Dios del Mar y fue el regalo que le hizo a su esposa por uno de sus cumpleaños. Desde luego no acertaba mucho con los regalos y su escandalizada mujer le hizo al menos colocar estratégicamente una hoja de higuera.

📹 Vídeos:
The Renaissance Dining Room

El comedor renacentista no es demasiado grande, aunque está lleno de decoraciones y de detalles curiosos. De todos ellos me quedo con tres y el primero llama la atención a simple vista.
¡Un castillo tan grande y una mesa en el comedor tan estrecha!! En realidad tiene explicación, aunque a mí no me convence nada esa mesa.

En la Edad Media, con tantas preocupaciones por morir envenenado por algún rival, muchas veces familiar, las mesas eran así de estrechas. Los comensales se sentaban solo en un lado de la mesa y con las espaldas contra la pared.

Jack e Irene la usaban para acomodar hasta a seis invitados, con ellos dos sentados a cada extremo. Sigo sin entender la poca importancia que dan en este país al espacio para comer. Y yo pensaba que era cosa de los restaurantes actuales.
Además, los muebles, por muy caros y antiguos que fuesen tienen marcas y desperfectos y no son por causa del paso de los años, esas marcas fueron realizadas por los numerosos gatos que campaban a sus anchas por el castillo.
La segunda curiosidad es que a pesar de ser un castillo lleno de arte y objetos europeos, al menos yo no me encontré con nada de España hasta que no entré en el comedor. Para verlo hay que mirar al techo, ya que todo el techo ornamental lo importaron de nuestro país, aunque las paredes son francesas y el suelo italiano.


La tercera curiosidad es algo macabra y encaja en el sentido del humor tan peculiar que tenía Hammond. En una de las paredes hay un cuadro en el que se retrata el martirio de San Román, un cristiano al que le cortaron la lengua antes de torturarlo y matarlo. Historia que el anfitrión contaba con todo detalle a sus huéspedes durante la cena.

Así que no solía faltar, para acompañar el relato picando algo y justo en el aparejador que se encuentra junto a este cuadro, lengua de ternera cocida con salsa de cerezas. Una deliciosa opción que no era la única sorpresa para sus invitados, ya que si alguno ellos derramaba algo o cualquier otra minucia similar, era castigado pasando un rato en la mazmorra del castillo.
📹 Vídeo:
The Library

Era una de las salas preferida por Hammond, en la que solía invitar a sus invitados, después de terminar sus cenas, para que charlasen entre ellos.

Llaman la atención algunos de sus libros, aunque yo me fijé en uno en particular, el de Sherlock Holmes. Me recordó al castillo que el actor que dio vida a este personaje se construyó no muy lejos de aquí y del que os hablé al principio de la entrada.


Entre los libros, si nos fijamos bien, hay unos pequeño tiradores con forma de leones. Abren un cajón secreto, que según entendí, usaba como bodega para sus mejores botellas.


Supongo que todo serán prioridades y si nos fijamos en muchas de las ventanas del castillo, podemos observar como están hechas con los culos de botellas de vino.


Aún más curioso es el techo de la sala, con forma de cúpula de color blanco, aunque a simple vista no podamos intuir nada más. Fue construido para poder escuchar todo lo que se dijese en un extremo, aunque fuese un simple murmullo, desde el extremo opuesto.

Además de atrapar y amplificar los sonidos para escuchar cotilleos, le servía para otra de sus bromas. Si gritaba desde su extremo se escuchaba su voz por toda la sala sin que nadie pudiese saber muy bien desde donde venía la voz. Esto era un poco peligroso, ya que si se pasaba de fuerte, el eco le podía volver y producir un zumbido en la parte posterior de la nuca bastante desagradable.

Además de libros hay otros objetos varios, entre ellos un curioso instrumento del que solo hay 12 en el mundo. Desafortunadamente alguien, al parecer un visitante, lo rompió intentando tocarlo y ha sido imposible arreglarlo. En Estados Unidos solo existe otro igual y el resto están en Europa, por lo que no han encontrado a nadie con el conocimiento para repararlo.

Bajando por unas escaleras estrechas llegamos a una sala conocida como la habitación de la guerra. Aquí destaca un gran mural en el que se puede observar un supuesto ataque de barcos nazis a Gloucester, que están siendo destruidos gracias a unos torpedos guiados, uno de sus inventos en el campo militar.

📹 Vídeo:
Al parecer, lo hizo pintar para presumir de como él, gracias a sus inventos, era capar de salvar al país en caso de ataque. La mesa del centro solía estar llena con comida, para ofrecer algo de almorzar a sus invitados mientras escuchaban las historias de su anfitrión.
También se puede llegar por aquí hasta las dos cocinas del castillo, la primera era la cocina principal y la segunda era donde comía el servicio.



The Medieval Bedroom

Uno de los dormitorios para invitados con los que cuenta el castillo, conocido como la habitación del cardinal, ya que en ella se hospedó con frecuencia durante los fines de semana un cardenal católico de Boston, Richard Cushing.

Este cardinal fue uno de los amigos íntimos de Hammond, con el que compartía su afición por la colección de objetos medievales y quien se hizo cargo del castillo a su muerte, desde el año 1965 hasta 1974, en nombre de la Archidiócesis Católica de Boston.

En esta habitación también encontramos algo español y si en la anterior era el techo ornamental, en esta se trata del suelo de azulejos.
Fue diseñado por Hammond para ofrecer a sus invitados una experiencia totalmente medieval y para ello debían dormir en la cama de hierro flamenca con cortinas y colchón de estilo medieval relleno de paja, que como podemos imaginar, era extremadamente incómodo.

The Early American Bedroom

Otra habitación de invitados, en este caso amueblada con antigüedades de este país, en la que solían alojarse los invitados que pasaban la noche por primera vez en el castillo. ¿El motivo? Ser víctimas de otra de las bromas de Hammnond.

La habitación estaba empapelada con papel pintado completamente, incluidas las puertas de la habitación, así que una vez que se cerraban, y más en la oscuridad de la noche, era muy complicado encontrarlas.

Además, Hammond que no dormía por las noches, se divertía viendo como sus invitados se desesperaban intentando encontrar la puerta del cuarto de baño o de la salida, cuando se sentían atrapados. Para más entretenimiento también los asustaba entrando y saliendo por las puertas de la habitación en la oscuridad y cambiando los manillares de lugar.

Parece mentira que con tales consideraciones a sus invitados este hombre hospedara a tantos y tan influyentes personajes, pero así fue y prueba de ello es su libro de visitas, en el que hacía firmar a todos los que llegaban a su castillo.

Entre ellos algunos de los nombre que más nos pueden sonar son varios miembros de la familia Rockefeller, el escritor Truman Capote o actrices como Ethel Barrymore, Katherine Hepburn y Greta Garbo.
Entre la lista me llamó la atención el nombre de José Iturbi, un famoso pianista, compositor y director de orquesta español, nacido en Valencia.
The Inventions Room
Esta habitación era usada también como dormitorio para los invitados, aunque en la actualidad es la sala dedicada a los inventos de Hammond.




En una de las paredes se puede ver una lista con sus 800 patentes derivadas de 437 inventos entre los que se encuentra el control remoto y algunos secretos creados para la Marina de Estados Unidos.


Fue un inventor prodigioso y ganó su primer millón de dólares a sus 19 años, pero también como ya habéis leído, tenía un sentido del humor muy peculiar y también usaba sus inventos para sus bromas.

Una de ellas consistía en hacer recorrer a sus embarcaciones dirigidas por control remoto por el puerto de Gloucester, haciendo creer a los numerosos marineros de la zona, de la existencia de barcos fantasmas.
Por cierto, lo que supongo que no le haría tanta gracia, fue uno de los inventos que no consiguió hacer funcionar. Se trataba de un crece pelos que probó en él mismo y que como resultado le proporcionó un llamativo color verde brillante.
Quien sabe si los colores tan llamativos que vemos en los pelos de algunos estudiantes actuales del MIT tienen alguna explicación similar... 🤔
Otro invento que le costó un disgusto fue el de unas bombas. Tras fracasar intentando vender su invento a los gobiernos estadounidense y británico, se olvidó de ellas hasta que se enteró de que fueron usadas para bombardear Gran Bretaña. Al parecer, uno de sus empleados robó el invento y se lo vendió a los Nazis.
Aunque me pareció menos interesante, otro de los dormitorios de invitados, es el que solía ocupar Natalie, la hermana de Jack, cuando visitaba el castillo.


En esa habitación destacan algunos objetos, entre ellos el árbol genealógico de la familia que comienza con Carlo Magno, incluye a reyes ingleses y termina con los hermanos Hammond. Ninguno de los cuatro tuvo descendencia y por ello el árbol termina con un objeto colgando que lo finaliza.


También hay una vidriera obra de Natalie, que era la historiadora y artista de la familia.

Y varias fotos familiares entre las que destaca la de un perro. Era otra de las mascotas de Hammond y el pobre fue secuestrado. Se pagó un rescate por él y volvió con su dueños, que además le costearon cuatro meses de terapia para que pudiese recuperarse de las secuelas psicológicas derivadas de su secuestro.

Y con esta triste historia con final feliz, termino mi recorrido por la vida y residencia de John Hays Hammond Jr.
¿Qué os ha parecido este recorrido? ¿Conocíais a este inventor? ¿Habéis visitado el castillo? ¿Pensáis visitarlo durante sus especiales por Halloween?

Yo no vi ningún fantasma durante mi visita, aunque ha sido protagonista de algunos programas de televisión de este tipo como Ghost Hunters.
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