
En nuestra quinta Noche Vieja consecutiva en Boston, hemos consolidando las nuevas tradiciones familiares, disfrutando de la gastronomía que nos ofrece esta parte del mundo y también hemos aprovechado para descansar.
Este año las Navidades han llegado con temperaturas bastante suaves, similares a las del año pasado. Especialmente en Noche Vieja, que apenas hizo nada de frío, aunque la lluvia nos aguara la uvas, las americanas.
Las uvas nos las tomamos realmente y también por quinto año consecutivo a las 6 de la tarde, hora de Boston, que son las 12 de la noche en España.
Como no tenemos tele, buscamos alguna cadena española en el ordenador y nos las comemos y vemos las campanadas en la casa.
Después hablamos con las familias y nos ponemos a cenar inmediatamente. Es la única cena del año que hacemos en horario, más o menos, americano.
Las uvas nos las tomamos realmente y también por quinto año consecutivo a las 6 de la tarde, hora de Boston, que son las 12 de la noche en España.



Como no tenemos tele, buscamos alguna cadena española en el ordenador y nos las comemos y vemos las campanadas en la casa.


Después hablamos con las familias y nos ponemos a cenar inmediatamente. Es la única cena del año que hacemos en horario, más o menos, americano.
Nuestra cena volvió a ser en casa, y para esta ocasión parece que aprendí un poco la lección y no me lié a preparar tanta comida. Sólo un primero, un segundo y aunque preparé todo para hacer el postre, al final no lo hice.
No me lié mucho buscando tampoco, fui a un Whole Foods, no me gustó nada de lo que había, así que fui a otro de los Whole Foods que hay cerca de casa y allí encontré más opciones. Esa es la ventaja o inconveniente que tenemos por aquí, ni siquiera los supermercados de la misma cadena tienen los mismos productos.