Otra cena de Acción de Gracias por Nueva Inglaterra, la décima en total por Estados Unidos y la primera que vivimos en New Hampshire.
El otro día alguien me preguntó en Instagram que si éramos españoles por qué celebrábamos Acción de Gracias.
Esto me hizo reflexionar, ¿pero acaso hay algo más español que apuntarse a todos los saraos?. Yo creo que como española, andaluza además, no necesito que me convenzan mucho para apuntarme a una fiesta y si encima hay comida, mucho menos.
Además nosotros llevamos aquí 10 años viviendo, toda una década en la que apenas hemos vuelto por España y en la que nos hemos perdido muchas ferias, muchos San Juan, muchos días de Reyes Magos, carnavales... nos hemos perdido taaanto, que cómo no íbamos a aprovechar para disfrutar de los 4 de julio, de los Halloween y de las cenas de Acción de Gracias.
Al responder que sí, entonces me dijeron que sí que estábamos adaptados, bueno... adaptados sí, después de diez años como para no estarlo, pero adaptados a nuestra manera.
Y es que yo tengo facilidad para adaptarme, mientras esté feliz, me adapto rápido, pero eso no significa que me olvide de quién soy, ni de dónde vengo... y si alguien tiene duda, que mire mi cena de Acción de Gracias.
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Algo bonito que se aprende cuando vives fuera, es a adaptarte a ese lugar, sus costumbres y sus tradiciones. Aprender sobre ellas, incluirlas si te interesan, o incluir las partes que te interesen, siempre desde el respeto, pero incluir es sumar, nunca restar lo bueno que ya traes en tu maleta.
En mi opinión no es cambiar, es unir, es quedarse con lo mejor de ambas culturas, la propia y la que te encuentras aquí. Al menos es lo que nosotros intentamos hacer cada día.
Acción de Gracias es una tradición bonita, independientemente de su origen histórico, es un día para pasarlo en familia, para esta en casa relajados, disfrutando de la compañía y de la comida.
Es la excusa perfecta que necesitan en este país para ver a sus familias, algo que en España, al menos hasta ahora, no es tan necesario. Aquí no hay comidas cada sábado y domingo en casa de las abuelas, no hay excursiones a la playa con los primos en verano, ni a la sierra a recoger castañas en invierno, no hay esa cercanía con los primos con la que hemos crecido nosotros, todos juntos viviendo en el mismo barrio en el que nacieron nuestros padres y abuelos.
Aquí es normal que las familias vivan a muchas horas de distancia en avión, incluso si todos viven en Estados Unidos, pero hasta pueden estar en diferentes horarios y no es solo una hora menos como en Canarias.
En España no se necesitan excusas para apuntarse a una fiesta, pero tampoco se necesitan para ver a la familia y comer con ellos y eso es Thanksgiving realmente.
Acción de Gracias es una costumbre relativamente nueva para nosotros, una con la que no hemos crecido, pero que como familia, la hemos vivido desde el primer año en el que nos casamos y que cada año hemos intentado hacerla más nuestra.
Como muchos ya sabéis yo no puedo comer carne de pavo y tampoco me gustan mucho los platos tradicionales de esta celebración, así que yo he adaptado esta festividad, incluyendo los símbolos, pero con ingredientes y elaboraciones culinarias adaptadas a mis preferencias y a mi cultura.
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No faltan pavos en mi mesa, ni calabazas, pero en las decoraciones, aquí se cenan perdices en escabeche, una receta muy tradicional de mi tierra, se cena pulpo, gambas, aunque también algunas veces incluyo otras especialidades de la cocina de Nueva Inglaterra, como langosta, clam chowder, ostras... una mezcla, una adaptación, un sumar siempre cosas buenas.
Este año las compras solo han sido de comida, además curiosamente he terminado comprando el marisco, pulpo y langosta en una pescadería de Portland en Maine, la carne, las perdices, en una carnicería de Cambridge en Massachusetts y el postre, tarta de arándanos, en una granja de Hampton Falls, New Hampshire.
El resto de la compra en el Whole Foods de Portsmouth, en el que por cierto, no quedaban los pavos de chocolate de Vermont que me gusta incluir en nuestra mesa de Acción de Gracias cada año.
Ningún año he tenido problema comprándolos incluso el día antes de Acción de Gracias, pero este año se han agotado todos y como aquí solo tenemos un Whole Foods en Portsmouth y ya tenía todo comprado menos el postre, pues he tenido que sustituirlo.
Al final encontré en la granja unos pavos de sirope de arce hechos en Massachusetts y aunque yo soy más de chocolate que de sirope de arce, algo es algo y así incluimos este ingrediente tan tradicional también en nuestra mesa.
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Dejando a un lado los alimentos, este año como he comentado, no he comprado nada nuevo, así que mi mesa ha sido un poco parecida a la de otros años, pero no igual.
Además con las vistas del lago de fondo, ya tenía mucho trabajo hecho, especialmente el día de Acción de Gracias que después de varios días de viento, tuvimos un día perfecto.
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No he comprado nada nuevo específico para este Acción de Gracias como otros años, pero incluí algunas cosas por primera vez, algunas que ya había comprado hace algunos meses, otras muchos años y otras que he ido recogiendo por aquí.
Entre las cosas que he comprado hace unos meses, estos tenedores y utensilios para comer langosta.
Los compré este verano en la tienda de regalos de Maine que os mostré por Instagram y a la que dediqué una entrada en el blog que podéis leer pinchando en el siguiente enlace:
🦞 Land's End Gift Shop en Maine
El cuchillo que he usado este año para cortar la tarta lo compré hace muchos años en la tienda de regalos del museo Plimoth Plantation en Plymouth, Massachusetts.
🦃 Plimoth Plantation en Plymouth, Massachusetts
Tiene forma de ratón, así que en principio poco que ver con esta celebración, pero como lo compré en el museo de la ciudad en la que se supone que se celebró el primer Acción de Gracias y en el museo en el que se recrea la vida de esos primeros peregrinos, también tiene un valor simbólico.
Además es bonito, ¿no os parece?.
Entre las cosas que he ido recogiendo por aquí, las plumas de los pavos salvajes que he ido encontrando en mis paseos, algunas hojas del árbol de mi terraza, que a pesar de que lo cortaron, han comenzado a brotar algunos tallos nuevos y unas pequeñas piñas.
Las piñas, las de la fruta, también las incluyo como tradición familiar, es un símbolo colonial y representa la hospitalidad y la amistad, nada más apropiado para nuestra mesa, aunque aquí no se usen en Acción de Gracias.
Además de la decoración también uso vasos con grabados de piñas y nuestras tumbler de piñas, los vasos de cóctel.
Tampoco faltaron los típicos símbolos, el pavo, las calabazas, aunque este año me he dejado la cornucopia fuera de la mesa, el resto de símbolos han estado muy presentes.
La vajilla es la misma y lo seguirá siendo mientras pueda conservarla, no he encontrado ninguna más bonita y es una lástima que ya no se pueda comprar en ningún sitio.
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Como los platos que tengo son los que hay, no puedo ampliarla, tengo otros platos de otras vajillas que voy combinando y estos creo que no los había usado nunca.
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Este año los he usado para servir el postre y no quedan mal, le dan más color a la mesa, sobre todo a la hora de servir el postre que aquí ya es de noche.
Volviendo al menú, este año de entrantes he servido gambas a la plancha, gambas con cabeza, ya que cada año es más sencillo encontrarlas por aquí afortunadamente.
Además de pulpo a la gallega y langosta, un plato tradicional español y otro el más representativo de la cocina de Nueva Inglaterra.
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Además la langosta fue probablemente uno de los platos que formó parte del menú de las primeras cenas de Acción de Gracias de Plymouth.
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El plato principal son las perdices en escabeche, con vino blanco, aceite de oliva y especias españolas, aunque las perdices las compro aquí y la verdura.
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Este año han subido muchísimo de precio, siempre las he comprado al peso, pero este año me las han vendido por unidad, a $20 cada una y eran pequeñas, menos de medio kilo incluyendo cabeza y patas.
Compré tres, las acompaño con patatas fritas que va muy bien con la salsa y la afortunadamente nos sobran para comer tres días a los dos.
Una de las cosas que más me gusta de Instagram es que allí tengo mucha más interacción con vosotros que por aquí por el blog, en el que yo os cuento cosas, muchas cosas, pero no sé si las leéis o lo que pensáis de lo que os cuento.
En Instagram me escribís mensajes y me dejáis saber vuestras impresiones y os lo agradezco porque me hacéis darme cuenta de muchas cosas.
Una de las impresiones que os dan mis cenas de las festividades es que cocino mucho para solo dos personas y también me decís que la mesa es muy grande para solo dos.
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Bueno lo de la mesa grande, creo que ya habéis visto que se nos queda pequeña, este año he tenido la impresión de que... muy pequeña.
Creo que me he pasado con la decoración, por querer incluir, he incluido demasiado y el espacio para la comida no era mucho, sobre todo porque no quiero estar levantándome a terminar platos. Prefiero ponerlos todos en la mesa y sentarme a comer tranquila sin levantarme cada dos por tres.
Y sobre que es mucha cantidad, pues tenéis razón, es muchísima, algo así como cuando la gente hace batch cooking y comen toda la semana, pero yo como cocino a diario hago batch cooking en las festividades y ya como de "fiesta" media semana.
Me parecería un poco ridículo, además de mucho esfuerzo y tiempo, cocinar solo una perdiz para dos o media langosta, pero es que ni con esas creo que pudiésemos acabarnos todo en una sola cena los dos. Y como no somos más, solo dos, pues tampoco me parece que sea motivo para no preparar nada porque no seamos capaces de terminarlo, habiendo días... poco a poco iremos comiendo todo.
En cuanto al postre, este año no me he animado a preparar nada, principalmente porque no sé dónde están mis cosas de repostería. El problema de tener una casa pequeña, es que como no me caben mis cosas en la cocina, tengo muchas en cajas apiladas aún de la mudanza y no me apetece nada deshacer cajas y volver a hacerlas luego.
Así que este año decidí comprar algo ya preparado, miré las de Whole Foods, pero quería algo más "casero", así que busqué alguna granja tipo Wilson Farm por aquí cerca.
🌽 Wilson Farm en Lexington, Massachusetts
No hay nada igual, tan completa como supermercado y con tantas opciones, pero encontré una muy cerca que me causó buena impresión.
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Applecrest Farm Orchards en Hampton Falls, está a unos 20 minutos en coche desde casa y tiene una zona de supermercado con algunas cosas básicas, no mucha variedad, pero además tiene restaurante, así que volveré por allí seguro.
🔔 Enlace Aquí Próximamente
Había muchas opciones diferentes y parece un lugar popular porque habían habilitado una zona en la entrada para recoger las tartas por encargo y tenían muchísimas.
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Afortunadamente también había para comprar allí mismo y estaban recién hechas, aún calientes en las cajas cuando yo llegué.
También tenían congeladas, así que este año seleccioné dos, una recién hecha de arándanos que es de mis preferidas y otra de manzana más pequeña congelada, porque quería probarla, pero ya sé que no iba a ser posible.
Y exactamente la tarta de arándanos salvajes de Maine fue más que suficiente como postre, meriendas y desayunos varios días para los dos.
Como postre la serví con nata montada y helado.
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Para beber este año con los postres yo he me hice un matcha latte y Fran comenzó la temporada del Eggnog, el ponche de huevo que es tan popular por aquí durante la Navidad.
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Y es que aquí la Navidad comienza justo después del último bocado al pavo, bueno en realidad es el Black Friday, pero también es durante este puente cuando aprovechan por aquí para decorar las casas de Navidad.
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Mucha gente se asombra porque piensa que aún es muy pronto, pero en realidad tiene sentido, en España aprovechamos el puente de diciembre, así que si aquí lo tienen a finales de noviembre, pues lo aprovechan igual.
Además es bonito decorar todo con la familia, así que no hay mejor ocasión para hacerlo que el día, en mucho casos el único del año, en el que se reúnen las familias por aquí.
En cuanto al Black Friday, aquí solía ser un día emocionante en el que buscar muchas gangas, pero este año no he visto esas grandes ofertas, ni tampoco a las tiendas entregar cupones como otros años.
Nosotros no hemos comprado nada en las tiendas, hemos hecho un par de pedidos online de cosas que necesitábamos y estábamos esperando a comprar desde hace tiempo y hemos visto que tenían algo de descuento.
Y con esto terminamos el puente de Acción de Gracias, nuestro décimo en Nueva Inglaterra y el primero fuera de Massachusetts, aunque muy cerquita desde nuestra casita en el lago en New Hampshire.
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