





Segunda cena de Acción de Gracias de las 13 que llevamos ya celebradas que hemos vivido como ciudadanos estadounidenses los dos, aunque para Fran es ya su tercera, pero la primera de los dos que hemos celebrado en España.
Cada año es más complicado ir llevando la cuenta de todas las celebraciones de Acción de Gracias, pero aunque en cada una hemos ido añadiendo varias novedades, incluidas varias mudanzas en los últimos años, en esta hemos hecho un cambio total de escenario.
Al menos ha sido un escenario familiar, no solo porque no es una nueva casa, además es que la hemos vivido con parte de mi familia.
Mi casa familiar, nos ha alojado para esta decimotercera cena, ya que hemos venido a pasar unas semanas de vacaciones para descansar y ver a la familia antes de comenzar una nueva aventura con mudanza incluida.
En esta última cena de Acción de Gracias hemos sustituido algunos aspectos tradicionales de nuestras mesas, pero también hemos conseguido mantener otros y además hemos ganado con la compañía.
En las semanas que llevamos en España de vacaciones no dejamos de sorprendernos de todos los productos, costumbres y tradiciones estadounidenses que han ido instalándose por aquí.
Ya llevábamos algunos años notando esta gran influencia, aunque este año es cuando estamos viéndolo más en directo al pasar por aquí Halloween. Además de encontrarnos con otras tradiciones como The Elf on the Self o los jerséis feos de Navidad...
También hemos visto que el Black Friday ha llegado con fuerza por aquí, aunque tengo serias dudas de que aquí los descuentos sean parecidos a los que puedes encontrar por allí y eso que en los últimos años allí ya no son lo que eran tampoco.
Los caracoles son un ingrediente muy usado en la gastronomía regional en la que nací y crecí, aunque es un alimento que por razones culturales no es aceptado en muchos países.
En la región Mediterránea hay un gusto adquirido por los caracoles de tierra, no solo en Andalucía o en España, también son comunes en otros países como Francia e Italia, aún así es un ingrediente de los que o gusta mucho o no gusta nada.
En mi familia han sido siempre considerados un manjar, además de toda una experiencia que comienza con las primeras gotas de lluvia.
Siendo almeriense he crecido en una zona muy árida, donde las precipitaciones son muy escasas y los días de lluvias anuales se pueden contar con los dedos de las manos.
No obstante, ya he compartido muchas veces que en Almería tenemos una comida típica para comer durante los días de lluvia, las migas.
Aunque también una experiencia para toda la familia, una de las que más he disfrutado de pequeña, ir a buscar caracoles a algunos de los descampados de mi ciudad.
Recuerdo ir con mis padres, mi hermana y mi perro, todos juntos a coger caracoles, recuerdo ese olor a lluvia y a tomillo, recuerdo pasear bajo la lluvia llenando una bolsa de plástico con caracoles que íbamos cogiendo uno a uno como si fuese una auténtica búsqueda del tesoro y recuerdo llegar a casa calados hasta los huesos, pero con nuestro preciado botín.
Un botín que significaba que en una semana aproximadamente tendríamos una reunión familiar con los abuelos, tíos y primos, una reunión para disfrutar todos con un plato de salsa de caracoles que cocinaba mi madre y que era motivo de fiesta, una fiesta gastronómica.
En la actualidad no hay tantos descampados, mi ciudad ha crecido mucho, muchos más edificios, muchos más invernaderos que crean este mar de plásticos, pero también muchos menos descampados por los que andar buscando caracoles durante los escasos días de lluvia.
Además no solo era poco habitual tener un día de lluvia, tenía que ser lluvia fina, no un chaparrón y sobre todo no puede hacer viento, porque los días de viento no salen los caracoles.
Cada día esta experiencia es más complicada, se han reducido los descampados y también ha disminuido la cantidad de caracoles en los que aún quedan, por lo que es complicado encontrarlos.
Actualmente se pueden comprar en los supermercados, algunas veces congelados, aunque estos son de granjas.
Helicicultura es el nombre por el que se conoce a la actividad de cría de caracoles terrestres comestibles con fines comerciales.
En Estados Unidos también he podido encontrarlos, aunque de momento solo en un supermercado portugués.
🛒 Supermercado Portugués en Massachusetts
En esta entrada me voy a centrar en una de las recetas que más me gusta y que ya he mencionado, la de la salsa de caracoles.
Y la voy a compartir desde el inicio, con la experiencia completa, desde la recolecta de los caracoles, aunque si vas a comprar los del supermercado te puedes saltar los siguientes tres primeros pasos e ir directamente al apartado de la salsa de caracoles.
Hoy celebramos el duodécimo aniversario de nuestra vida en Nueva Inglaterra.
Ya llevamos 13 otoños e incluso hemos vivido nuestro decimotercero verano, pero el 4 de noviembre fue la fecha en la que ya teníamos todo, nuestra cuenta bancaria en Estados Unidos, nuestra casa de alquiler,... incluso nuestros números de la seguridad social.
Ese 4 noviembre del 2012 ya sabíamos que habíamos llegado a un nuevo mundo para quedarnos y que desde ese momento sería también un poco nuestro.
Llegamos casi en medio de un huracán y con el estatus de aliens, como ya escribía en este blog el año pasado en una de estas entradas anuales, como parte de las reflexiones personales compartidas en este espacio que nació al mismo tiempo que esta aventura.
Puedes leerlo pinchando en el siguiente enlace:
🇺🇸 Undécimo Aniversario en Nueva Inglaterra
Al igual que el 2023 vino con muchos cambios, este 2024 ha sido un auténtico aluvión de aprendizajes, de novedades y de nuevas experiencias.
El año pasado dejamos nuestro pequeño paraíso, donde escapamos y nos aislamos del mundo por un tiempo, pero necesitábamos un cambio y volver a integrarnos en la sociedad.
Iniciamos ese cambio como mejor sabemos, lanzándonos a la aventura y viajando durante tres meses, uno en Europa, otro en América y el último en Asia, para volver a Nueva Inglaterra.
La vuelta fue un poco como un comienzo, aunque ya con una tranquilidad de una vuelta a "casa", pero con una pequeña observación, sin casa.